jueves, 11 de febrero de 2016

Motörhead - Los Años Dorados (1975-1982)


Lo veíamos venir y aun así la muerte del Lemmy nos tomó por sorpresa; realmente es admirable que haya tenido la fuerza para terminar la gira Europea. Ese último concierto, 11 de diciembre 2015, con un Motörhead tan ruidoso como siempre pero con un Lemmy que apenas puede cantar y balbucear unas cuantas palabras, le pone un punto final a una carrera tumultuosa; la banda más salvaje y controvertida, en su momento, los pioneros que le dieron sus rudimentos básicos al metal extremo. Motörhead es una de las bandas más influyentes de las últimas décadas, admirada por igual por metaleros y punkeros, algo de por sí bastante inusual; por eso la muerte del Lemmy deja un vacío incómodo, era una de las figuras prominentes del metal, un personaje fuera de lo común, un ícono, un dios inmortal; su peculiar carisma, su sinceridad desgarradora, su extraordinario timbre vocal, su obsesión con los nazis, con el rock and roll y las mujeres fáciles. 

Como muchos adolescentes de su generación, su encuentro los Beatles fue decisivo; esa actitud irreverente es lo que caracteriza al rock, lo sedujo desde un inicio: las mujeres, la fiesta, burlarse de los valores de la sociedad inglesa sin que nadie se dé cuenta. Se unió a los Rockin’ Vicars en 1965; la banda se hundió tan rápido como surgió, sacaron varios singles que luego fueron copilados en un disco; es muy interesante escucharlos, son las raíces musicales del Lemmy, es el tipo de música que haría toda su vida, la innovación de Motörhead radica en el sonido, en la forma como el Lemmy toca el bajo. Los Rockin’ Vicars suenan como cualquier banda de ese entonces, estaban condenados a caer en el olvido. El salto decisivo, lo da en 1967 cuando se muda a Londres y se une al equipo de la Jimi Hendrix Experience. A parte de armar equipos y luces, su trabajo principal consistía en conseguir drogas; ahí tuvo su primer encuentro con el bajo mundo, esos lugares inverosímiles donde se podía comprar las sustancias más tóxicas; cinco ácidos al día, esa era su rutina. Ahí comienza la leyenda; en 1969, su chica, que por conveniencia resultó ser una enfermera, se robó un frasco de sulfato de atropina, pensando que eran anfetaminas. El Lemmy ingirió un equivalente a doscientas veces la dosis mortal; fue un milagro que haya sobrevivido; incluso después de varias semanas de haber sido dado de alta, aún tenía alucinaciones esporádicas. Un hueso duro de roer; esa resistencia a las drogas lo convierte en un mito. 

De esa vivencia como roadie y en gratitud a su propio equipo de trabajo, escribió We are the Roadcrew, cuya letra da testimonio de las hazañas de una banda particularmente destructiva. En 1971, después de haber hecho varias audiciones, se une a los pioneros de space rock, Hawkwind con los cuales grabaría tres discos emblemáticos, incluyendo el Space Ritual, al cual le tengo mucho afecto. La mano del destino, un bajista que no se presenta al ensayo, un bajo en el estudio y el Lemmy que nunca titubeó en la lanzarse a la aventura. Sin ese elemento fortuito, Motörhead no habría existido; fue despedido de Hawkwind por haber sido arrestado en posesión de cocaína. Es bastante irónico que la banda stoner por excelencia expulse a uno de sus miembros por consumo y posesión de drogas. En junio de 1975 junto con Larry Wallis y Lucas Fox funda Bastard; ante el poco atractivo comercial de un nombre tan controvertido, Lemmy acepta la presión de la casa disquera y decide llamar a su banda Motörhead, el nombre de la última canción que grabó con Hawkwind, y que muestra muy bien su afición por las anfetaminas, rápido y furioso, el nombre caracteriza bien a la banda. Lo curioso en Motörhead es que desde un inicio se encuentra directamente ligado al movimiento punk; la idea es muy simple, hacer música ruidosa y bastante básica. Un rock and roll más agresivo; es el eslabón perdido entre el hard rock, el punk y el metal, reúne a esos tres mundos y aun así la banda logra establecer un sonido que los caracteriza y los diferencia de cualquier otra banda. 



Durante las sesiones para el primer disco, Lucas Fox fue reemplazado por Phil Taylor, un cuasi indigente con una notoria afición por las drogas duras; siempre andaba presumiendo que era un baterista, el Lemmy nunca le hizo caso y lo invitó al estudio porque no había nadie más disponible. Taylor era el baterista que necesitaba; el primer disco dista mucho de la imagen que conservamos de Motörhead, el sonido se está definiendo, todavía es muy cercano al rock and roll tradicional pese a que la voz del Lemmy es un aliciente. La casa disquera no estaba satisfecha y anularon el contrato, nadie en su sano juicio podría pensar que la banda tenía potencial. El disco no fue distribuido y recién salió a la venta el 79, cuando ya tenían una reputación consolidada en Europa. En 1976 se incorpora Eddie Clarke como segundo guitarrista, dictaminando la salida de Wallis. Sin más material que un disco que nadie quería distribuir, el trio decidió dar un último concierto. Querían grabarlo pero no tenían el dinero, y entonces recibieron la oferta para grabar un single. En dos días grabaron once canciones; a diferencia del primero, el disco epónimo tiene un mejor sonido, los arreglos están mejor estructurados y en regla general el resultado es de mejor calidad. Pero en realidad, Motörhead, como banda nace y define su sonido en el siguiente disco, Overkill



La canción que abre el disco, marca el patrón sobre el cual se va a desarrollar todo el metal extremo; Animal Taylor es el primero en utilizar la brutalidad de la doble pedalera. Hay grandes antecedentes, Ginger Baker, Keith Moon y el buen Nick Mason, contemporáneos también, Tommy Aldridge y Cozy Powell pero Taylor lo hace con una furia y a una velocidad que inicia por sí mismo un nuevo estilo. Overkill marca una ruptura, de esa violencia frenética nace todo lo que será el speed y el trash, el death y luego el black. Todavía tiene un sonido rudimentario, pero esa batería es el elemento clave y Motörhead no habría sido lo mismo con otro baterista; es la combinación de esos tres elementos lo que le da a la banda una identidad propia. En ese momento, 1977, ninguna banda sonaba así; si Deep Purple fue la banda más ruidosa a mediados de los 70, Guinness World Record por cierto, ese trio era la banda más ruidosa del planeta a fínales de esa misma década. Es la producción sucia, el rock and roll frenético y la voz del Lemmy lo que atrae la atención de la comunidad punkera y del incipiente mundo del metal; en ese momento, era la banda más extrema, en todo sentido, dentro y fuera del escenario. El resto del disco es igual de violento; sin mencionar las letras, el inconformismo sardónico que tanto nos gusta y con el cual nos identificamos. Cuando el disco fue reeditado el 96, que es la versión que tengo y el primer disco de Motörhead que compré, el disco copila todos los singles que no fueron incluidos en el LP original, incluyendo la infame versión de Louie Louie, que dejó consternado al presidente de Bronze Records que estuvo a punto de cancelar el contrato. El disco también fue un éxito inesperado y lanzó la carrera de la banda, le valió su primera aparición en Tops of the Pops.  


Para el Bomber, las condiciones en el estudio fueron aún más difíciles; no tenían material, grabaron ideas inconexas que no fueron trabajadas en el escenario, por eso el Bomber parece un disco más flojo. Jimmy Miller, el mítico productor de los Rolling Stones, estaba demasiado metido en la heroína; nunca se presentó al estudio. El disco se fue armando de manera errática y sin el apoyo de un productor la banda vagó sin rumbo. Cabe destacar que aquí comienzan las tensas relaciones entre Eddie Clarke y el Lemmy. Motörhead fue diseñada como una banda pero en ella el Lemmy ejercía un liderazgo natural; la disputa se genera por el hecho que Clarke quería cantar más; existe una versión de Stone Dead Forever con Clarke en la voz principal; fue descartada, como muchas de las propuestas del guitarrista. Pero tal fue la insistencia que el Lemmy lo obligó a grabar Step Down; después de eso quedó claro que en la banda sólo había cabida para un vocalista. El Bomber, también fue un éxito y consolidó el lugar de Motörhead en la escena Europea. Las giras intensivas, el ruido, las mujeres, las drogas, es el espíritu del rock and roll. Aprovechando la ocasión salió a la venta el On Parole y luego un EP The Golden Years con canciones en vivo, luego incorporadas en la reedición del Bomber.  En agosto de 1980, entraron al estudio grabar el disco más emblemático de toda su carrera, Ace of Spades. 


Es una temática muy recurrente en la banda: triunfar pese a la adversidad; un grupo odiado que de pura suerte sacó un contrato, un tipo feo que se alza a todas las mujeres, una drogadicto desaforado pero culto y educado. El as de espadas es la mala suerte y es lema de la banda Born to lose live to win. Es difícil explicar el éxito del Ace of Spades; en sí no difiere mucho de los anteriores discos. La producción es de mejor calidad, es un trabajo más profesional pero todo lo que es Motörhead, todo su legado se condensa en esta placa. Es la canción que todo el mundo recuerda, el disco que todo el mundo cita y que opaca por completo todo el trabajo de la banda. Es un estigma pero la personalidad del Lemmy era tan fuerte que pudo rebasar ese estereotipo unidimensional. Con el Ace of Spades, Motörhead conquistó el mundo, y es uno de los discos más influyentes en la consolidación y emancipación del metal. Para mí el disco que lo cambia todo y es el que más escucho es el No Sleep’ til Hammersmith, porque reagrupa lo mejor de esa época y en vivo las canciones tienen más fuerza. Siempre me va a impresionar lo ruidoso que pueden llegar a ser. Son los años dorados, ninguna banda tenía esa fuerza, ese aguante para las fiestas; detrás de escena nunca faltan el alcohol, las drogas y las mujeres; la comida escaseaba, y la fiesta podía continuar por días. Es un ritmo de vida muy intenso y aun así el Lemmy tenía el tiempo de leer. Una apasionado de historia, un coleccionista de la Segunda Guerra Mundial. 

Sin duda es el punto culminante en la carrera de la banda, fue una de las giras más exitosas, de las más locas también; después vinieron todos los problemas. Las sesiones del Iron Fist fueron tensas; repiten la misma fórmula pero también da la impresión que es un disco más flojo. Es el último de la era dorada y cierra un ciclo. Y lo que falla es la producción y el Lemmy fue enfático en ello, fue un error haber dejado que Clarke lo produzca. Es una relación tensa, la banda tiene un sonido muy peculiar, tiene un estilo para grabar y cuando el productor dice que no está contento o cambia el sonido, se generan riñas; trabajar con un grupo de drogadictos tampoco es una tarea muy sencilla. La banda no estaba en su mejor momento. Taylor es uno de los mejores bateristas de su generación, pero su consumo de drogas disminuía su habilidad y cuando el productor le jaló las orejas hizo su berrinche y Clarke lo alentó. El Lemmy siempre fue muy profesional, muy receptivo a la crítica aunque a todo el mundo le quedaba claro que él tenía el control creativo de la banda. Pero le fue muy difícil reconciliar a la banda con la producción. Es claro que el sonido es muy inferior al Ace of Spades, pero no es un mal disco; durante la gira la relación con Clarke llegó a un punto muerto. La banda ya no estaba funcionando y claramente el segundo disco, en la edición de lujo, da testimonio de una banda que ha perdido fuerza.  

Wendy O’ Williams, podría decirse que es casi una versión femenina del Lemmy, más sexy y obscena, también atrajo la atención de Gene Simmons y el primer disco de la princesa del punk es casi un disco de Kiss. Antes de eso el Lemmy la cortejó y grabaron un single que Eddie Clarke repudió; como bien dice el bajista, Clarke se iba de la banda cada dos semanas, pues esta vez nadie lo volvió a llamar. Sin duda fue la mejor formación, la más emblemática, pero también la más destructiva. La historia de Motörhead no termina ahí, todavía falta un largo recorrido, pero por ahora lo dejamos aquí.


     

2 comentarios:

Machi dijo...

Excelente y merecido homenaje histórico, a una de las bandas, y a uno de los íconos más grandes del metal, Motorhead y especialmente Lemmy le han dado mucho a nuestro género musical, sin ellos, definitivamente muuuuchas bandas no existirían hoy en día. Con la muerte de Lemmy, realmente perdimos a uno de los grandes.

Un fuerte abrazo George!!

George dijo...

Gracias querido Machi, un abrazo