Whatever they say, whatever they do just go
El último disco de Dark Tranquillity que realmente me marcó fue Damage Done del año 2002. Ahora realicemos un salto hasta el año 2016, hasta mi reencuentro con esta extraordinaria banda.
Primero corresponde señalar que en el peor de los casos este álbum contiene dos a tres canciones que posiblemente necesitaban más trabajo para que la calidad del resultado global termine siendo óptima. Además el arte de la portada no me termina de encantar y menos el nuevo logo compuesto de sus iniciales.
Dicho esto Atoma llega a ser musicalmente gratificante, digno del glorioso pasado de Dark Tranquillity. Como parte de la evolución cíclica de la banda, esta vez redujeron la agresión y más bien utilizan la distorsión y la voz gutural para construir un ambiente enfocado. A partir de impulsos bien estructurados, una serie de climaxes se distribuyen a lo largo del disco. En honor al mismo nombre de la banda, concentran sus fortalezas en contra de la futilidad, con sentido de urgencia y a la vez con calma.
Para este disco por supuesto que no se puede hablar de death metal melódico en el sentido puro del estilo. Estilo que prácticamente constituyeron en los 90s junto con In Flames. En el 2016 su sonido sigue el camino futurista y con pisca de influencia gótica. La experimentación en Atoma con respecto a la segunda parte de su discografía es prácticamente nula, sin embargo creo que rescatan clásicos modernos como Projector y Haven que parecen servir de plataforma para exponer una nueva tranquilidad enfocada. Con este disco llegan a un punto en su carrera en el que vuelven a dar en el clavo sin necesidad de ser demasiado extrovertidos. Alcanzando un equilibrio, eso si nunca perfecto.
Las voces limpias aparecen sólo en los momentos necesarios, mientras que la fluidez de los riffs juega con la maestría de los coros, todo esto flotando sobre la energía que crean los teclados. Por último, la dimensión que completa la sinergia que sitúa a esta banda entre las grandes, es la lucidez de las letras de Mikael Stanne, que consigue infusionar la música con drama, logrando no sin algo de ficción, la identificación de reflexiones y respuestas fundamentales.
One for the night, one for the uncontrolled
3 comentarios:
Muy buena review querido SEbas, no me mató el disco pero tiene cosas muy interesantes,m hay que seguir escuchándolo con mucha calma. Pero nadie puede negar que Dark Tranquility es una gran banda
Muchas gracias George. Yo lo estoy disfrutando mucho, inclusive lo más probable es que entre en mi top. Si puedes dale una chance.
Bien la rev Sebas, definitivamente y más mirando hacia atrás... los Tranquillity fueron importantes. Me acuerdo cuando alucinábamos con el Projector (a ratos mi favorito...), el Haven y el Damage Done, y a los cuales añadiría al Character, que a mi me parece una maravilla y el último disco que realmente disfruté de la banda... de ahí me parece que entraron en una repetición que no generó más que un poco de aburrimiento, pese que el Fiction tiene sus cositas, pero en la miiiiisma linea.
Este Atoma, está rico, creo que como resumen de varios de estos discos mencionados, está bien compuesto; en este Atoma nos muestran porqué fueron tan importantes.
Un fuerte abrazo
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