Kiss es una de las bandas más influyentes pero también una de las más controvertidas; fueron pioneros en lo que vino a denominarse shock rock, siguiendo los pasos de Alice Cooper, incorporando elementos teatrales cada vez más complejos que inspiraron a toda una generación. Cómo olvidar la pirotecnia, las llamas desplegándose en el escenario, los trajes elaborados combinando el cuero negro con algunos matices blancos, el maquillaje, a Gene Simmons escupiendo fuego y sangre, la guitarra flameante de Ace Frehley, la ambigüedad sexual de Paul Stanley y la batería flotante de Peter Criss. Con un sonido agresivo y una imagen muy bien construida, Kiss dominó la escena musical a mediados de los 70 causado un impacto sin precedentes en un país absurdamente conservador y puritano, anticipando la onda de choque del Punk.
De 1974 a 1977, Kiss sacó al mercado seis discos en estudio y dos lives, sin duda su etapa más productiva y la más creativa a nivel musical. El primer disco sigue siendo un clásico, uno de mis favoritos, con un sonido potente y agresivo, situaba a la banda en un punto intermedio entre Black Sabbath y AC/DC; aunque el grupo tuvo que hacer muchas concesiones ante la casa disquera, si comparamos los demos con el disco oficial, es perceptible una clara diferencia, el disco tiene un sonido más limpio, incluso un poco más popero. Es el estigma que marcó a Kiss desde un principio, una banda de Hard Rock atrapada en un sello discográfico más orientado hacia el pop; Casablanca Records produjo artistas como Donna Summer, Cher o The Village People, gente muy alejada del estilo poco convencional de Kiss. Es uno de los factores que explica ese sonido más radio friendly que caracteriza prácticamente a todos sus trabajos en estudio. El segundo disco, Hotter than Hell, tiene un sonido más oscuro, con un producción menos trabajada, se asemeja más al sonido que Kiss tenía en vivo, aunque contiene temas muy atípicos como Goin’ Blind o Comin’ Home, que serán revividos para el legendario Unplugged, o incluso All the Way, tocado en vivo por primera vez en Australia el 2004; pero también tiene temas durísimos como Pariste o Strange Ways, Anthrax hace un cover del primero y Megadeth del segundo, nadie puede negar que Kiss es uno de los precursores del metal. El Dressed to Kill, contiene temas interesantes como C’mon and Love me, She o Rock and Roll all Nite, pero que adquieren su verdadera dimensión musical en vivo. El Alive! es uno de los mejores discos en directo, junto con el Made in Japan de Deep Purple, el Live After Death de Iron Maiden, el Live at the East de Judas Priest o el Not Sleep’ Til Hammersmith de Motörhead, fue el trabajo que catapultó a Kiss a la fama, y ahí comenzaron los problemas.
El Destroyer es un disco más experimental, más profesional, más rebuscado con una producción impecable, el Rock and Roll Over regresa a la fórmula de los primeros discos y el Love Gun es la obra maestra que condensa todo el legado de Kiss, de lejos es el mejor trabajo de la banda, el punto culminante de su carrera; es el último álbum que grabarán como una unidad cohesiva. Luego se desatarán las rencillas entre el grupo; Peter Criss será sustituido en los siguientes discos por un baterista anónimo, Anton Fig, culminando con el despido del Catman y un notorio viraje hacia el pop. Después del Alive II comienza un lento e inexorable declive. Kiss deja de ser la banda que traumatizó a muchos padres de familia con esa iconografía violenta que los caracterizó en sus primeros años, para convertirse en un circo, en una caricatura de lo que alguna vez fueron, incorporando trajes coloridos cada vez más grotescos. Lo que nunca se le podrá perdonar a Kiss fue el hecho que se vendieron, convirtieron su imagen en un emporio empresarial. A finales de de los 70, en pleno auge disco, el grupo sacó a la venta un número exorbitante de artículos, desde condones hasta helados, pasando por máquinas de pinball, muñecas, comics, una película serie B y toda clase de chucherías. Kiss había perdido toda su credibilidad, dejaron de ser músicos para convertirse en mercaderes.
De esa etapa, 1978-1982, muy pocas cosas quedan, un éxito radial que sigue sonando en todas las fiestas y que fue un insulto para todos los fans de la primera época, I Was Made for Lovin’ You, una canción vomitiva que traiciona el ideario musical con el que Kiss nació. Los famosos solo albums, un simple golpe de marketing, que marcó la ruptura definitiva en el grupo, el Dynasty y el Unmasked, que son álbumes casi inaudibles, para después rematarla con el The Elder, un disco de rock progresivo tan alejado de la imagen que Kiss forjó. A principios de los 80, Kiss era una banda a la deriva y a ello se suma la penosa salida de Ace Frehley. El guitarrista se opuso tenazmente a todo el proyecto detrás de The Elder, pero sin Peter Criss en la banda, Frehley ya no tenía voz ni voto en la rimbombante empresa Simmons/Stanley; por eso se mostró poco cooperativo y grabó todas sus partes en su estudio privado. La mezcla final omitió casi todos sus arreglos enfurruñando al guitarrista que tuvo que esperar prácticamente dos años para finalmente salirse del grupo, cumpliendo todas sus obligaciones contractuales. En 1982, después del descalabro que generó The Elder, Kiss entraba al estudio dispuesto a utilizar todo el potencial rítmico de Eric Carr, haciendo equipo con varios guitarristas entre los que se destaca un tal Vinnie Vincent que luego calzará –por un tiempo– las botas plateadas de Ace Frehley. Creatures of the Night fue un renacimiento, es uno de los mejores discos de la banda y junto con el Lick it Up es una de las raras joyas que Kiss produjo en los 80. Pero ya nadie creía en el grupo y la grabación se fue por el caño, sin pena ni gloria, pasó prácticamente desapercibida. Entonces, la banda en un acto de desesperación decidió jugarse el todo por el todo y se sacaron el maquillaje; ahí Kiss murió, dejaron de ser una leyenda para convertirse en un grupo mediocre, una de las tantas hair bands que abundaron en ese década.
Vinnie Vincent se fue tirando la puerta o lo despidieron, según las fuentes, vino un guitarrista que todo el mundo ha olvidado y por fin el line up se estabilizó con la incorporación de Bruce Kulick que grabó un par de discos que no valen la pena ni mencionar. Ya en los 90, en pleno auge del grunge, Kiss sorprende al mundo con un álbum extraordinario, el Revenge, después de años de haber caído en la mediocridad la banda sacó a relucir un material bastante sólido que desató una fuerte “kissnostálgia”; y se embarcaron en una de las giras más exitosas de su carrera, cuyo testimonio es el Alive III que si bien no está a la altura de los anteriores muestra a una banda rejuvenecida que también comienza a valorar su legado. A mediados de la década se organizaron las Kiss Konventions, reuniones de fanáticos con un innegable toque religioso; Vincent hizo algunas apariciones, se puso nuevamente el maquillaje y tocó con algunas bandas tributos hasta que Simmons y Stanley le prohibieron utilizar la imagen del grupo. Peter Criss también hizo algunas apariciones y aprovechando esa euforia, Kiss realizó varios sets acústicos para un puñado de fans, tocando canciones a pedido del público, interactuando con la audiencia e incluso invitaron a Peter Criss al escenario augurando una posible reunión con la formación original. En 1996 Kiss volvía a ponerse el maquillaje, Kulick y Eric Singer –quien asumió el puesto de baterista tras la trágica muerte de Carr– fueron apartados discretamente y finalmente despedidos.
Kulick, quien se había partido el lomo por doce años con la banda, gestionó ante Mercury Records para que se editara el último disco de Kiss grabado sin maquillaje, Carnival of Souls; pero solo después de que una versión pirata circulará por internet la banda se vio forzada a lanzarlo el 97. No se hizo ninguna promoción y el álbum cayó en el olvido; no obstante, es una de esas joyas perdidas. Aunque sigue suscitando controversia entre los fans, a mi me parece excelente, uno de los trabajos más grandiosos de la banda y es una pena que nunca se lo haya tocado en vivo, pese a que Kulick mantiene en su repertorio alguna de esas canciones pues fue la fuerza motriz de ese disco. El 98, la banda edita el tan esperado álbum del regreso con la formación original, fue una enorme decepción, pues la grabación no tuvo la colaboración de Frehley y Criss, Simmons y Stanley monopolizaron la producción utilizando músicos “invitados”, por lo que el disco fue un fiasco, otro golpe de marketing que mostraba más las ansias de ganar millones que un legítimo amor por la música. No pasó mucho tiempo antes que Frehley se cansarán y colgara la toalla, Criss también se fue pero luego volvió, grabó un disco más con la banda, el pomposo Alive IV con su set eléctrico, uno acústico y otro sinfónico, hizo una gira más y finalmente su contrato expiró y no fue renovado. En los 2000 Kiss vivió de su legado, estancados en su pasado con una formación bastarda ya que a muchos fans les fue intolerable que Tommy Thayer y Eric Singer usaran el maquillaje y los trucos escénicos de sus antecesores; en el caso de Thayer su trabajo se limita reproducir casi nota por nota los solos de Frehley, una situación denigrante tanto para Thayer como para los fans. Pese a todo, la gente sigue comprado tickets para sus conciertos.
Kiss nunca dejó las giras pero habían abandonado la idea de volver a grabar un disco. Todavía no queda muy claro qué fue lo que los motivó a regresar al estudio, lo cierto es que a casi una década de su último trabajo, la banda regrabó algunos de sus clásico más conocidos, disfrutaron de la experiencia y comenzaron a componer material nuevo; el 2009 sacaron a la venta el Sonic Boom, un álbum que sorprendentemente equilibra muy bien el sonido de Kiss de los 70 con el sonido FM propio de los 80. Es un disco muy bueno, me dejó francamente sorprendido. Además es el primer disco, desde el Love Gun en el que los cuatro miembros intervienen en la composición y cantan, toda una rareza en la vasta discografía de Kiss. Su presentación en el Rock Am Ring 2010 me dejó pasmado, la banda pese a sus años luce en muy buena forma y a largo de la gira dieron muy buenos conciertos. Pero lo fascinante de todo esto, y es lo que me motivó a escribir este artículo, fue que un poco más sesenta conciertos fueron grabados y distribuidos entre la audiencia, como una suerte de suvenir que contiene un inmensa carga afectiva. No es la primera vez que Kiss hace algo semejante, el 2004 en la gira del Rock the Nation sacaron una serie de bootlegs oficiales de la gira y el 2009 volvieron a salir bajo el rótulo de Alive 35, finalmente el 2010 la gira estuvo dividida en dos partes: Sonic Boom Over Europe y The Hottest Show On Earth las que están muy bien documentadas. No deja de ser una experiencia fascinante para cualquier fanático pues uno asiste a la evolución de los sets, a los errores y las pequeñas imperfecciones de cada concierto, los gallos de Paul Stanley y las metidas de pata de Gene Simmons, por lo menos en tres ocasiones gritó el nombre incorrecto de la ciudad en la que estaban tocando, pero uno también puede percibir la rutina; Stanley cuenta las mismas anécdotas e introduce las canciones de la misma manera, utiliza las mismas frases, los mismos trucos para animar a la audiencia, en fin… es una banda atrapada por la rutina.
No hay duda que Kiss fue una banda influyente pero hoy en día es el vivo estereotipo de lo que la industria musical le puede hacer a un grupo, no es nada más que un espectáculo donde la creatividad ha sido marginada; Kiss trata de revivir su pasado, de hacer los mismos conciertos que hacía el 77, ya no busca superarse a sí mismo, pues se ha quedado estancado en un pasado grandioso que trata de reproducir sin éxito. Kiss es más la historia de un fracaso, un hundimiento premeditado, un suicido musical. El set de la gira es muy bueno pero es muy similar al de las giras anteriores, en realidad es muy parecido al repertorio de todas las giras después de la reunión, con una que otra variación. La gran sorpresa fue la incorporación Crazy, Crazy Nights, y el agravio directo a Frehley y Criss con el regreso de canciones como Shock me y Beth, temas que nunca fueron tocados sin Frehley y Criss. A mi deja un sabor amargo toda esta historia pues Kiss mostró a principio de los 90 que todavía era una banda creativa, que podía resurgir de sus cenizas pero nuevamente se estrelló en el conformismo y la mediocridad. Kiss quedó en el pasado y es mejor recordarla por lo que fue y no por lo que es, una empresa construida con un solo afán: el lucro.
2 comentarios:
Excelente review George!!!! Completamente de acuerdo, un claro ejemplo de una historia de fracaso y mediocridad. Y sin embargo... nos dejaron cierta cantidad de canciones buenas a las cuales no se las puede culpar! jeje
Saludos!
Muy, pero muy buen review. Una critica elegante, pero precisa, que entre lineas refleja la nostalgia y en cierta manera, la decepción y frustración de un fan.
Las subidas y bajadas de una banda, dominada por los excesos, por peleas internas de egos y el afan de poder y dinero.
Resulta triste que al final una banda como lo que fue Kiss, haya dejado de ser una banda de rock para convertirse en una de los mayores emporios del planeta.
Sin embargo, el legado de Kiss perdura y su musica aun vive en el recuerdo de sus fans...
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