Ahora y en restrospectiva, me animaría a decir que en el A Glorified…, The Atlas Moth aún estaba en la búsqueda de su sonido. Este disco, resultó ser una evolución respecto al anterior EP Pray for tides del 2008. En A glorified, las influencias del sludge y el doom, se fusionaron con nuevas influencias más electrónicas, experimentales y hasta psicodélicas (que hace ya bastante tiempo que están pegando duro y caracterizando a la escena de Chicago), dando lugar a este alucinante disco, que como decía en el anterior review, fue un disco totalmente innovador y vanguardista, que posicionó a esta banda como una de las más importantes dentro de la escena extrema norte americana.
Después de este disco, The Atlas Moth, siguió buscando y desarrollando su sonido. En el 2010, lanzó el EP The one amongst the weed fields, que contaba con cuatro covers: California Dreaming de Mamas and the Papas, Fearless de Pink Floyd, Golden de Failure y la Five to one de los Doors. Este EP, por más de ser una tostadera de la más pesada psicodelia, es una muestra más de la evidente evolución y búsqueda musical de la banda.
Volviendo a este disco, en varios blogs, muchos de ellos amigos, ya se han hecho excelentes revisiones a este disco y la mayoría de ellos coinciden en mencionar a este disco como uno de los mejores del año. Nosotros compartimos esta idea. Tengan por seguro que este será uno de los discos Top en el Abismo!.
An Ache for the distance, es la consolidación musical total de la banda. Luego de todos estos años, la banda ha encontrando un sonido distintivo. Así como uno puede escuchar un disco y decir, esto es Maiden, o esto es Tool o esto es Nachtmystium, luego de escuchar este disco uno puede decir, esto es The Atlas Moth!!!.
Es un disco con un sonido concreto. A diferencia del A glorified, en el que todavía existían tramos musicales en los que la banda aún experimentaba (y mucho!), dando al disco cierta discontinuidad, An Ache mantiene una misma línea y un mismo hilo conductor. El disco mantiene la misma esencia desde la primera hasta la última canción. Esto no es poca cosa.
La complementariedad de las voces es otro punto alto en el disco. En esta ocasión, las voces principales corren una vez más a cargo de Stavros Giannopoulus, brutal como pocos, quien no se cansa de chillar y vociferar desde la primera hasta la última canción. El tono de cantar, muy agudo y en una onda muy blackera, hoy por hoy ya es un distintivo y marca registrada de Stavros.
Así pues, estas voces chillonas se entremezclan con las voces limpias y melancólicas de David Kush. Esta complementariedad es la que le da vida y pasión al disco. Al escuchar el disco resulta casi imposible, no sentir las canciones, prenderse de las voces y, empezar a chillar mirando de manera desafiante hacia el cielo, ja,ja. Es así de cierto, las voces son una parte fundamental de la magia que envuelve a este disco. Holes in the desert es la prueba!.
El papel de los sampler y sintetizadores es preponderante en este disco. Andrew Ragin, también productor del disco, es quien una vez más, se encarga de crear toda la textura que envuelve al disco. A comparación con el A glorified, en el que las partes de los teclados se limitaban solamente a ciertos pasajes con una ambientación caótica y nebulosa, en este An Ache, el progreso de Ragin es notorio. Las melodías surrealistas corren a lo largo de todo el disco, otorgándole el tono y el pulso.
Ahora, lo más representativo de este disco y en especial, del sonido mismo de Atlas Moth, son las guitarras. Andrew por fin ha encontrado un sonido y estilo peculiar y a la vez distintivo. Ese “chirrido” es su marca distintiva.
Las guitarras son un elemento clave en todo este proceso, son la esencia del disco. Para que se entienda esta idea, comparto lo que decía Sebas en una conversación que tuvimos hace algunos días sobre este disco: “Atlas Moth en este disco, es algo así como una cometa, que está volando allí arriba y ese chirrido de las violas es el cable que los une a tierra”.
Totalmente de acuerdo. Al escuchar el disco en su conjunto, uno siente y se da cuenta, de que Atlas Moth intenta transportarnos a un viaje al más allá. Este disco es toda una experiencia. Estos tipos están flotando en el espacio!.
La complementariedad en las guitarras de David, Stavros y Andrew son la muestra de la madurez y la cohesión de la banda, sin olvidarnos claro está, de la consistente base y soporte del bajista Alex Klein y del baterista Anthony Mainiero.
En resumen un excelente disco y toda una experiencia. Sin lugar a dudas, con este disco, The Atlas Moth ha logrado su consagración definitiva dentro de la escena norte americana y mundial. Un disco esencial del sonido de Chicago.