martes, 23 de octubre de 2012

Ulver – “The Norwegian National Opera” DVD – (2011)

“Witness” (atestigüen), así indica en el menú del DVD de Ulver antes de entrar a ver el concierto que realizó la banda en Oslo, la capital de su país. Al ingresar, desde el principio nos vemos desbordados por imágenes y sonidos que hasta el fin del concierto y a larga, nos permiten comprender no solo la propuesta musical de la banda, sino su perspectiva sobre la naturaleza humana y la vida. Un verdadero testimonio de la propuesta total del grupo en un concierto que presenta su visionaria y vanguardista música llevando a cabo la mejor banda sonora de nuestras pesadillas.

Teniendo en cuenta las poquísimas presentaciones en vivo que tienen en su haber (la primera fue el 30 de mayo en la Feria del Libro de Oslo en el 2009), se puede evidenciar que la dificultad de armar un concierto para Ulver es mayúscula. Son muchos los aspectos técnicos que deben ser tomados en cuenta a la hora de poner en escena un performance como este. 
Para el concierto, Garm y compañía seleccionaron cada una de las 17 canciones de su numerosa discografía, extrayendo temas de discos tan significativos y experimentales como “Perdition City”, “Lyckantropen Themes”, “A Quick Fix of Melancholy”, “Blood Inside”, “Shadows of the Sun” y de su más reciente “The Wars of the Roses”; logrando así, un set de canciones donde la banda demuestra y trata de equilibrar toda su calidad compositiva e interpretativa a lo largo de todos estos años y discos trabajados.

El concierto se inicia con un actor que también aparecerá al final del show; colgado, estático, ausente, terminado, mientras Moon Piece suena. La cosa ya empieza medio densa. Luego, Eos y Let the Children Go  continúan la entrega, mientras las imágenes de la tierra, acompañan la música, llenando de enigmas el escenario y cumpliendo con el discurso de la banda que es el cuestionar todo lo que les y nos rodea.

Luego, la maravillosa Little blue Bird continúa la pesadilla, dando paso a Rock Massif y For he Love of God mientras los lobos van acechando su presa. Como indica en una metáfora del mismo librito del DVD y escrita por Stig Saeterbakken, ‘si Ulver antes era como un paraguas, y luego fue una máquina de coser, hoy en día es una mesa de disección donde todo se encuentra’. Esto denota el movimiento musical al que siempre estuvo sometida la banda, demás está comentar sobre los tremendos cambios musicales que fueron sufriendo a lo largo de los años. 
In the Red, Operator y Funebre siguen el constante y preciso trabajo entre audio y video, capturando el insomnio y la dificultad de los conflictos humanos internos. Ulver despliega toda su desazón sobre el género humano mientras suenan Excerpts of Silence y A Memorably Fancy.  Y la majestuosa Hallways of Always hace retumbar los adentros…

England, A Cold Kiss y Like Music muestran una banda que domina su oscuro arte ambiental, de manera chamánica entregan su saber al público que atónito y silencioso atestiguan tremendo poder. Pianos, oscuros efectos, guitarras distorsionadas, percusiones precisas, dan fe de este poder y fuerza. El viaje finaliza con Not Saved y The Leg Cutting Piece, hipnotizándonos y guiándonos por diversos estados emocionales. Una experiencia por demás personal, solemne, emocional, abstracta; un DVD de una banda como solo Ulver lo sabe ser y hacer.

Ulver siempre se caracterizó por ser un ejemplo de que las innovaciones y transformaciones pueden ser la vía, la única vía para sobrevivir a partir de la imaginación tanto celestial como infernal, terrestre como espacial, dejando otro precedente del poder de la música y las imágenes. Una experiencia total del increíble imaginario colectivo de la banda.

Ulver pregunta: What kind of animal are you? A lo que Ulver responde: nosotros somos bastardos…

miércoles, 17 de octubre de 2012

Ángeles del Infierno – 20 años de Rock & Roll en la Carretera (2007)


Los Ángeles del Inferno es una de esas pocas bandas no anglófonas que tuvieron una repercusión internacional; hasta el día de hoy siguen siendo un referente casi obligatorio para quien quiera explorar el metal de los años 80. De la década siempre recordamos los trajes coloridos, las melenas pomposas, el maquillaje risible y nos olvidamos que todo eso no fue más que la apropiación grotesca –por parte de la música pop– del imaginario que desencadenó el metal; la fuerza corrosiva dispuesta a derruir la hipocresía puritana y austera que se amparó de esa década.

Los Ángeles del Infierno, un pequeño grupo provinciano, tuvo el talento suficiente como para salir de ese enclave y a diferencia de otras bandas de su generación (como Obús, Lujuria o Barón Rojo), contaban con un vocalista que era capaz de cantar. Atribuirle todo el mérito a Juan Gallardo sería un poco exagerado, pero fue un elemento clave en el sonido que definió a la banda. Las guitarras estridentes, la potencia enardecida de la batería, las elaboradas secciones rítmicas, le otorgaron un sitial privilegiado en el metal europeo; pues si bien, en esos primeros años estuvieron de gira por toda España, su reputación rápidamente rebasó las fronteras. En vivo desplegaban esa fuerza que los equiparaba con las grandes bandas de ese momento y la analogía con Judas Priest se impone por sí misma; esa pequeña banda española podía rivalizar con cualquiera.

Pacto con el Diablo, es tal vez el mejor disco de heavy metal grabado en español; la guitarra de Robert Álvarez tiene ese sonido denso, oscuro y sucio que define los mejores momentos del género y la batería de Iñaki Munita le da mucha fuerza al grupo. Es un disco crudo grabado con los medios de ese momento y suena mejor que muchas de esas bandas que surgieron en la década, con sus teclados nauseabundos, untados de brillantina, luciendo sus instrumentos como si estuvieran en un desfile de moda. Canciones como Maldito sea tu Nombre, Rocker, Pacto con el Diablo, Sombras en la Oscuridad, Es el Principio del Fin, definen una era marcada por la ansiedad, el miedo y la crisis; no es una época colorida, como suelen recordarla aquellos que no la vivieron y aquellos que prefieren olvidar el profundo malestar que socavaba los cimentos de la civilización occidental; tan cerca del colapso y sin embargo llegamos plácidamente al final de la historia. Pacto con el Diablo forzosamente causó un impacto en un país bastante conservador, presa de un delirio religioso, era la publicidad que necesitaban y Los Ángeles se convirtieron en leyenda.

El Diabolicca, cuya grafía todavía me deja pasmado, tiene un sonido más pulido y tal vez funciona mejor, Munita le da mejor uso a su doble pedalera, las guitaras de Álvarez y García son colosales, incluso el bajo de Santi Rubio tiene mayor presencia y ni que decir de la voz de Gallardo, pocos vocalista pueden cantar de esa manera. Desde la fuerza bruta de Fuera de la Ley hasta el filo desgarrador de la canción epónima, el Diabolicca es uno de esos pocos discos que escucho de principio a fin; incluso la power ballad, obligatoria en todos los otros discos, suena bien, potente y devastadora. Y sin embargo, ahí comienzan los problemas; Al Otro Lado del Silencio es una canción más accesible para el público en general, fue un éxito radial y llevó a la banda hacia una nueva exposición mediática. Los metaleros somos leales con las bandas que nos gustan, compraremos sus discos e iremos a sus conciertos, por más que hagan porquerías de vez en cuando, pero no dejamos de ser un puñado de entusiastas y la banda quería más.

No podemos culparlos, buscaban difundir su música más allá del público español y más allá de los aficionados de ocasión, pero el resultado no siempre es el mejor. Suavizar las guitarras para llegar a las radios es un sacrilegio y es en lo que incurrieron. Joven para Morir es un disco de transición, el sonido cambia, lo que es muy perceptible en la batería que suena más como un drum machine; nunca he sido un aficionado a ese sonido, demasiado artificial para mi gusto, ni a todos esos excursos electrónicos, pero es claro que más allá de la producción, Los Ángeles querían explorar otras vertientes. Las guitarras frenéticas decrecen y se acercan más al hard rock, lo que no es malo en sí, pero detrás se siente la presión de la casa disquera.

El fichaje en Warner, tal vez no fue la mejor decisión, la compañía es conocida por haber destruido a muchas bandas al comercializarlas y convertirles en productos de exportación. No queda duda que hubo mucha presión de por medio, la banda debía moderar su imagen y su sonido si quería conquistar el mercado internacional. Efectivamente, Pensando en ti, tuvo un éxito que superó todas las expectativas y hasta el día de hoy sigue sonando en las radios; si una canción queda para la posteridad es ésa y es una pena porque el grupo tiene un catálogo que supera por mucho a una balada desabrida. Ahí comienza la decadencia de una banda que pudo conquistar al mundo con el sonido despiadado de esos primeros discos; el Joven para Morir tiene sus momentos grandiosos, Vive Libre y Prohibidos Cuentos, todavía tienen el brillo de los riffs brutales que solo Álvarez podía acuñar, pero el resto carece de fuerza.



Ahí también comienzan las tensiones internas que culminan en la salida de Munita y en los desacuerdos entre Álvarez y el resto de la banda. Para el 666, la imagen ha cambiado, sin llegar a adoptar los trajes grotescos de ese momento, la banda deja a un lado el cuero y las púas y el sonido es radicalmente distinto a todo el trabajo previó. Como no podía ser de otra manera, el 666 es uno de los discos más vendidos en la historia de la música ibérica y es una franca porquería; la canción que le da nombre es repugnante, en toda la magnitud de la palabra, cada vez que la escucho me imagino a Gallardo moviéndose en el escenario como lo haría Paul Stanley, es una imagen que me perturba y qué decir de Si tú no Estás Aquí, una canción melosa, el mejor ejemplo de por qué el metal se convirtió en un género risible en los años 80.

El metal no es compatible con los colores llamativos, las modas pasajeras y las canciones comerciales; porque es una exploración de la naturaleza humana, una reflexión sobre lo que la humanidad tiene de repudiable, es una mirada cruda a nuestros instintos más bajos y más oscuros. El metal aborda temas que preferimos dejar de lado porque es más cómodo refugiarse en la hipocresía que asumir nuestras falencias, observar y apreciar cuán repugnante podemos ser. Por ello es un género esencialmente underground y no pude salir de esas profundidades sin traicionar su identidad. Los 90 trajeron aire fresco al saturado mundo del metal, muchas bandas surgieron ampliando y elevando los cánones establecidos; otras, entraron en crisis. Los Ángeles se extraviaron en el camino, los cambios internos, la presión de la Warner, el cambio de década, todos esos factores contribuyeron a la descomposición de la banda; era un cadáver que Álvarez y Gallardo trataban de reanimar. A esas alturas un disco con material inédito era irrelevante; ya habían caído en el olvido; por eso A Cara o Cruz, fue una sorpresa para muchos. Relocalizados en México y con una nueva formación, Los Ángeles se lanzaban a la conquista de América, bastante irónico si uno piensa en la historia.


A Cara o Cruz, marca un viraje en la banda; si bien ya no es tan popero, adoptan un sonido muy similar al de muchas otras bandas latinoamericanas. Cayeron en la banalidad, aunque yo recuerdo ese disco con cierta nostalgia, está ligado a un periodo de mi vida y escucharlo siempre me trae buenos recuerdos, no deja de ser un esfuerzo bastante mediocre. Es una banda muy diferente a aquella que con alevosía y altivez, señalaba las contradicciones de la sociedad española; en los 90 es una banda más convencional, la voz de Gallardo ha madurado, el cigarrillo y el alcohol son inclementes con los vocalistas, pero sigue sonando bien, las guitarras de Álvarez se han endulzado considerablemente y sus solos ya no son tan memorables; sin Munita en la batería, perdieron las fuerza bestial que algunas vez los caracterizó. Sus letras tienen mayor orientación política, abordan temas con los cuales yo me sentía plenamente identificado, pese a que los chururú y los nananá son innecesarios.

Sigo escuchando con la misma emoción canciones como Desconocido, Detrás de las Puertas del Mal, 317 y Jugando al Amor, pero son casi gustosos culposos. Después de eso, la banda se convirtió en una reliquia, un objeto de culto y peregrinaje ligado a un tiempo mítico; qué más podían ofrecer. Siguieron de gira, promocionado los best of, que cada cierto tiempo salían al mercado para cumplir acuerdos comerciales; volver al estudio, en las condiciones bajo las cuales estaban trabajando, no era una opción viable. Los Ángeles podían descansar en paz. El Todos Somos Ángeles llegó sin previo aviso, con la nostalgia latente y con contratos recién firmados para nuevas giras latinoamericanas, entraron al estudio y el resultado sigue siendo el mismo. El disco es malo, su fuerte son las canciones suaves, más radio friendly, su cover de el Rey es bastante bizarro, pero el álbum nunca logra despegar, estamos ya muy lejos del Pacto con el Diablo; lo escuché un par de veces pero hasta ahí llegué, lo puse en su caja y lo guardé, permanecerá en mi armario como el testimonio de mi compulsión por acumular discos y listo. Eso en cuanto al marco histórico.


El cofre en sí, es una buena oportunidad para adquirir la discografía completa. Sin duda, hay un cambio radical en el sonido, era la ocasión ideal para actualizar los discos compacto de primera generación que siguen circulando por ahí; en todo caso, suenan mejor de lo que yo recordaba. El gran problema, es la ausencia de material inédito, con la excepción de Ángel del Infierno, no hay nada nuevo y es una pena, se podían  incluir demos y cortes en vivo, los bonus a los cuales ya estamos habituados; hay una notable falencia en ese aspecto, parece que todo se hizo muy rápido y sin el debido esmero, fue más un golpe de marketing. Creo que sería más interesante escuchar un disco en vivo que otro en estudio; además, para una banda que forjó su reputación en los escenarios un directo es más que necesario.

Los Ángeles del Infierno, siempre serán recordados como una de las bandas más grandiosas del metal en español, su legado es inmortal y el Pacto con el Diablo es un disco que se lo encuentra en cualquier disquera del mundo y es un logro al cual han llegado pocas bandas españolas y latinoamericanas, lo triste es que pudieron llegar más lejos; siempre me van a fascinar esas historias porque no deja de sorprenderme como grupos con tanto talento, lo pueden desperdiciar de esa manera. Grandes triunfos pero también estrepitosos fracasos; con todo, la banda se posiciona firmemente en los anales del metal y para aquellos que todavía no la conocen es tiempo ya de explorar.

Haces siempre lo que quieres, sin tener piedad
Dios eterno, todo lo haces a tu voluntad
Maldito ¡maldito sea tu nombre!

martes, 16 de octubre de 2012

Planks - Funeral mouth (2012)


Procedentes de Baden-Württemberg, Alemania, este es un trío formado por el guitarrista y vocal Ralph Schmidt, el baterista Benjamin Hintz y el bajista recién incorporado Marius Reiss.

Ya había escuchado su anterior disco, The Darkest of grays (2010), que prácticamente era un sludge-doom bien pesado, que sinceramente no me gusto mucho. Encontrarme años después con este Funeral mouth fue todo una sorpresa.

Me parece que la diferencia entre este disco y su antecesor es marcada. La apreciación de un disco, siempre es muy subjetiva. Leyendo algunas revisiones sobre este disco, algunas mencionaban que el estilo de este disco era básicamente un death-black avant-garde. La verdad que no estoy muy de acuerdo.

De estas apreciaciones rescato dos cosas. Primero, que si efectivamente existe alguna influencia death, al tiro se me viene a la memoria la posible influencia de sus compatriotas Morgoth en el Feel sorry for the fanatic, principalmente en la forma de cantar y en los destiempos de los riffs.

Por otro lado, es evidente que este disco es algo mucho más cercano al black que su anterior disco. Sin embargo, y aquí la diferencia, yo me animaría a decir que con este disco, Planks intentó meterse, y con muy buenos resultados, en una onda mucho más aproximada al post-black.

Pero, creo que en general el disco se desarrolla dentro del “post-metal” en general. A lo largo del disco, se siente de manera latente la influencia de bandas como Isis, principalmente en los riffs y en la forma de ir creando los ambientes y desarrollando los temas.

Más allá de estas percepciones y opiniones, en general puedo decir que este es realmente un muy buen disco. Es intenso, duro por momentos, oscuro, pero que en resumidas cuentas, “respira”. El disco en general, tiene frescura, no se repite, ni satura. Tiene una dinámica particular, que lo hace entretenido, interesante y muy contemporáneo.

Un disco, que no vale la pena dejar pasar. Indiscutiblemente un magnífico disco de post-metal procedente de Alemania, y quien sabe si no un referente en el estilo de aquí a unos años.




martes, 9 de octubre de 2012

Baroness – Yellow and Green (2012)



A lo largo de la vida, existen bandas y discos que lo acompañan a uno en diferentes etapas, que coincidente y reincidentemente estuvieron y están presentes en la memoria, convirtiéndose así en marcas que ayudan no solo a rememorar esos períodos, sino que dan color y sonido a recuerdos que luego conducen la vida. Baroness ya es una de esas bandas en mi caso.

Como bien sabemos todos, esta banda eligió, de manera elegante,  colores para los nombres de sus trabajos: rojo, azul; y ahora amarillo y verde. En esta ocasión, estos dos últimos colores también sirven para diferenciar este último trabajo en 2 propuestas, que si bien podrían tener una misma base rockera, están claramente diferenciadas: la amarilla continuando un poco con lo que venían haciendo musicalmente en sus anteriores álbumes, con su rock orgánico y melódico aunque dando un paso más en su ya declarada necesidad de progresión, innovación y dinámica. Mientras que el verde es un disco mucho más experimental, transitando senderos por los cuales la banda no había ido todavía (tal vez porque todavía no les tocaba), e incluyendo elementos (influencias) que antes no había sonado en un disco suyo. 9 canciones en cada uno de los discos, que se diferencian claramente aunque la idea progresiva sea la misma. La portada del disco, como siempre, nos viene con otro gran dibujo lleno de detalles de John Baizley; ésta, refleja una vez más esa belleza mística natural liderada por mujeres preparándose para el desastre venidero.


El “Yellow” tiene una pequeña intro que luego deriva en Take my Bones Away que es probablemente la canción más “Baroness” de ambos discos, digo esto, en relación a cómo vienen las demás, ésta muestra exactamente el establecido sonido de la banda. Mientras que Little Things, Twinkler, Cocainium, Sea Lungs, por ejemplo, son excelentes canciones que  muestran una banda en movimiento, una banda que ha llegado o está llegando a otra etapa de su historia musical. Teclas, solos, quiebres, ritmos y sonidos, llenan las composiciones de momentos como si fueran una nueva forma de representar el día. 

El “Green” de igual manera se inicia con una intro, seguida por Board up the House, ahí ya empezamos a darnos cuenta de que la cosa ya varió. MTNS. (The Crown and Anchor), Collapse, Psalms Alive, y The Line Between suenan como una banda que piensa en una especie de rock indie alternativo, logrando un justo equilibrio entre las muchas capas sónicas que tiene el disco. Este álbum confirma que la música debe ser siempre juzgada por su mérito, más que por la expectativa que pueda generar la misma, y está claro que a Baroness no le interesa satisfacer estas expectativas de la gente, pero sí las propias.  El ‘Verde’ es impredecible como la noche.  

Las voces, a lo largo de las 18 canciones, son cantadas más que gritadas. John habla de drogas, nostalgia, agua, escapes, muerte, vida, en fin… todo lo que llega a sus ojos y cabeza está expresado como siempre en las letras de ambos discos; discos que nos llenan de melodía en canciones impredecibles pero alucinadas, con diferentes elementos y variantes que unidos suenan de maravilla y se presentan como una poderosa declaración.

Este “Yellow and Green” confirma varias cosas en Baroness, hechos que si bien ya se venían labrando de a poco desde antes, en este disco se establecen al parecer definitivamente: su alejamiento del metal, su continua metamorfosis/progresión musical, la experimentación, el rechazo a etiquetas y ‘estacionamientos’ sónicos, las pocas ganas de repetirse, y la capacidad de poder hacer lo que quieran; son algunos hechos, que luego de asimilar y entender el disco con calma, uno comprende que la banda se encuentra en uno de sus pináculos musicales creativos sin lugar a duda, reconfirmando así nuestro compromiso mutuo.

P.D.: Desearles a los Baroness una pronta recuperación, del serio accidente automovilístico que tuvieron…  



jueves, 4 de octubre de 2012

Anaal Nathrakh - Passion (2011)


 Anaal Nathrakh es de esas bandas que me gustan escuchar así no entienda ni media papa lo que dicen (en realidad no entiendo lo que dicen la mayoría de bandas), pero con esos riffs a quien le importa no?

La verdad que yo no sé como esto puede salir de la cabeza de Mick Kenney... no, en serio, miren su carita (ver la imagen), cualquiera diría que hace cosas tipo Parchis o Menudo y uno la verdad no se imagina lo enfermas (porqué esa es la palabra) que pueden llegar a ser sus composiciones.

Para este disco el dúo (y hasta eso de “dúo” me suena a cosas tipo Mocedades eh?) enfoca más su sonido en el black metal, han mejorado la producción y las voces de V.I.T.R.I.O.L. suenan cada vez más psicóticas. El disco es una pasarella de brutalidad, blast beats y gritos desgarradores dignos de un pavo en plena lucha para librarse de ser la cena navideña (puede ser no? Jajaja), que te dejan sin aliento y el cuello adolorido de tanta bestialidad sónica.

Y hablando de la voz y su variedad de matices, esto es algo que me llamo la atención siempre en esta banda pero sobre todo en este disco, desde el clásico “wiiiiii”, “guaaaaAAAaa”, “AAAAAAAAH”, “paarraaaraaaAAaaaaa aaa a aaaa aaaa” “prrrrrjujuju prrrrrr chawwawawa prrrr” (en serio que son asi! Si no me creen escuchen “Who thinks the executioner”) hasta las partes melódicas que la verdad no son muy de mi agrado pero que le dan ese toque moderno a la música. V.I.T.R.I.O.L. está dejando poco a poco una marca registrada, de la misma manera que Attila de Mayhem hace, en la música extrema.

La verdad me gustaria decir más de este disco pero lo único que se me viene a al mente es: tatatatatatatatatataraaaiaaacuAHHRARAHHHHHYHAAAAAAHHHHHYAAAAA
AHHHHHGGGHHHHAHHHGHHHHHHHAYAAAYAAAARAAAAAAAAAAASHHHHijjjjjj ssshhhhtatatatatatatasjasrjajdj!

Con Passión, Anaal Nathrakh no innova ni explora otros terrenos, es más una consolidación de su estilo extremo, ferozmente brutal y pesado que brilla en una escena que muchas veces se torna monótona y aburrida. Fin.

Ah! Una muestrita: