jueves, 27 de diciembre de 2012

Los mejores discos del 2012 (Dieguex)

A continuación comparto con ustedes la lista de los discos que, para mi fueron de lo mejor del 2012. Como siempre ecléctica, con un poquito de todo, para diferentes estados de ánimo, momentos y situaciones. Aquí los dejo con los discos:

1.       Nachtmystium – Silencing machine
El disco que representa lo que debe ser la música extrema en vistas a la década del 2010 para adelante. Es la esencia pura del black metal, pero con todo ese bagaje de las tendencias contemporáneas. Más allá de ser una dosis demasiado elevada de locura y caos, es el disco que le ha dado una nueva orientación y sentido al black metal actual (Leer Revisión).

2.          Baroness – Yellow & Green
No sé si este será el mejor trabajo de la banda, pero sin lugar a dudas es el punto de quiebre. En este disco, la Baronesa se atrevió a abrir su espectro musical y llevarnos por nuevos caminos. Posiblemente este es el disco más alternativo de la banda, lo cual no le quita en lo más mínimo, ni la emotividad ni la esencia. Un trabajo introspectivo que vale la pena explorar (Leer Revisión).

3.          Between the Buried and Me - The Parallax II: The Future Sequence
Un verdadero discaso. Musicalmente, de lo mejor que he escuchado este año. Esta banda, que si bien sigue manteniendo su estilo característico, ha llegado a un nivel al que muy pocas bandas van a poder alcanzar. Básicamente nos encontramos con un disco de metal progresivo, aderezado con influencias jazzeras y clásicas. Un disco imperdible, que no puede faltar en la colección de los amantes de este estilo.
 
4.          Dawnbringer – Into the liar of the sun god
Chris Black vuelve a entregarnos una dosis de heavy metal del más alto nivel. Un disco compacto, al que no le sobra ni le falta nada. El disco fluye de una manera muy natural, alternando riffs pesados, pero alucinantes, con partes lentas y  melódicas, intercaladas con partes en plan hard-rock, solos brillantes (Leer Revisión).

5.          Chrome waves – Chrome waves
Este es un proyecto conformado por Jeff Wilson (ex - Nachtmystium) y Stravros Gianopoulus (The Atlas Moth y Twilight). Un excelente disco de post-black, en todo el sentido de la palabra. Melódico, intenso, experimental y emotivo. Un disco que resume a la perfección, la tendencia hacia la cual se mueve el sonido de Chicago.

6.          Wo Fat – The black code
Un excelente disco de stoner, que mezcla además la vena más pura de los blues-man con la frescura del jazz, el groove y del sludge. Un disco que te transportará a los parajes más desérticos de tu memoria (Leer Revisión). 

7.          Killing Joke – MMXII
Con este disco, la banda inglesa liderada por Jaz Colen y Geordie Walker, nos remontan nuevamente a las raíces del post-punk. Un disco alucinante, que mezcla el sonido del post-punk y la new-wave con el sonido industrial y rockero más contemporáneo.

8.          Borknagar – Urd
¿Quién habría imaginado tener juntos alguna vez y en un mismo disco a Vortex y Vintersorg? Estos noruegos, nos presentan un disco, muy en la línea típica de la banda, pero enriquecido con las dos influencias y estilos de estos grandes vocalistas. Un disco excelente, tanto en musical como en la parte vocal, a la cual se suma además el genial Lars A. Nedland.

9.          Anywhere – Anywhere
Blixter Zabala nos presenta un trabajo por demás interesante. Psicodélico, bastante experimental y con un aire afrolatino. Básicamente nos encontramos con un disco más tirado a lo acústico, con un alto grado de emotividad, intensidad y melancolía (Leer Revisión).  

10.       Overkill – The electric age
Esta banda es como el buen vino… Conforme se va añejando, mejor sabe!. Bobby “Blitz” Ellesworth y D.D. Verni, han logrado la consagración total con este disco, posicionando una vez más a esta monumental banda como una de las más representativas del thrash metal y de la escena actual.

11.       Primal Rock Rebellion – Awoken broken
Mi admiración por Adrian Smith siempre fue grande. Un músico extraordinario e indudablemente la textura y la finura detrás de Maiden. Smith, musicalmente hablando, siempre fue el más pesado de la Doncella, y este disco (que por principio no podía faltar en mi lista) es la muestra de ello. Básicamente un rock duro y pesado de principio a fin. Finas texturas, riffs durísimos y solos brillantes que solamente él puede lograr.   

12.       Horseback – Half blood
El disco de drone que no podía faltar en la lista. Me cuesta un poco definir este disco, ya que aparte de ser muy drone, también tiene muchas melodías que fácilmente pueden recordarnos a bandas de los setentas. Lo post, lo experimental, lo electrónico y lo psicodélico, se fusionan en un todo para dar vida a este disco (Leer Revisión).

13.       Panopticon – Kentucky
Una alternativa diferente dentro de la ya multifacética escena del USBM, que fusiona los elementos típicos del black metal con una nueva variante de folk norte americano, en este caso el blue-grass (Leer Revisión).

14.       JK Flesh – Posthuman
Denso. Esa es la palabra que define a este disco. Justin Broadrick nos presentan un disco saturado y pesado, que va entre lo electrónico, el drone y el industrial. Sin lugar a dudas, un referente británico para esta tendencia musical. El equivalente preciso a lo que hace Aaron Turner en su Old Man Gloom.  

15.    O.S.I. – Fire make thunder
Kevin Moore, nunca ha renunciado a la melancolía que lleva dentro. Este disco, es algo diferente a sus anteriores trabajos con este proyecto. Si bien tiene un sentimiento cercano al del Blood, incorpora elementos más progresivos, que en algo rememoran su trabajo con Dream. Sea cual sea el caso, Moore y Matheos vuelven a entregarnos un disco electrónico-progresivo, de altísima calidad.

Menciones:

Isis – Temporal
Isis – Live VI
Toundra – Toundra III
Latitudes – Individuation
Planks – Funeral mouth
The Fire Sermon – All is burning (EP)



Los mejores discos del 2012 (Machi)


     En este año, y como viene sucediendo, hubo muchísima música; ahora, esto no significa que por ello haya sido grandioso, sino más bien creo que cada año se hace más difícil encontrar discos que realmente muevan y perduren en el tiempo.

Esta lista de 16 discos y por ende 16 bandas, han sido los que más perduraron justamente, tanto en mi cabeza y oídos como en la memoria, a lo largo del año. Todas bandas que sigo hace ya tiempo y que confirman mi encantamiento por ellas; a diferencia de otros años, ninguna banda debutante me caló como para estar en esta lista.  

1. Baroness “Yellow and Green”

   

    Con la salida de este disco doble, Baroness posiblemente hizo lo que para muchos es el mejor trabajo de su discografía. Uno solo debe sumergirse en ambos discos para poder apreciar la verdadera magnitud de su música y así entender su propuesta más allá de los géneros. Esto señores es ‘solo’ música, pero de la mejor.

2.  Enslaved “RIITIIR”

  
    Nuestros héroes nórdicos, una vez más confirman su estatus como los mayores exponentes del black progresivo y como una de las bandas más importantes de los últimos tiempos. “RIITIIR” también es un álbum plagado de elementos que solo con la paciente escucha se develan y asimilan. Reverencias para este quinteto vikingo.    

3. Nachtmystium “Silencing Machine”


    Blake Judd y compañía, son conscientes de su poder. Un poder que gobierna entre las sombras y los submundos a punta de realidades complejas y oscuras. La mejor banda black gringa y una de las mejores del planeta. “Silencing Machines” es como un retorno, pero no al pasado, es una vuelta a una forma de ser y estar.     

4. Gojira “L’enfant Sauvage”

  
    Gojira es otra de las bandas que para mí está entre las más importantes de los últimos años. “L’enfant Sauvage” muestra una banda completamente cohesionada, madura y con las ideas compositivas sumamente claras. Combinando ritmos y riffs ultra pesados y técnicos, movimientos progresivos y épicas melodías atmosféricas, este quinto trabajo se sitúa como uno de los mejores y más maduros trabajos de la banda.

5.  Katatonia “Dead End Kings”


    Katatonia es una de mis bandas favoritas de toda la vida, sus discos me vienen acompañando hace años con toda la melancolía, progresividad y melodía que los caracteriza. En “Dead End Kings”, sin llegar a estar entre sus mejores obras, la banda demuestra en qué son buenos, y con la calma necesaria prueban que son los mejores. Katatonia nunca decepciona.

6.   Enochian Theory “Life… and All It Entails”


     Este trío ingles se fue posicionando como una de las bandas ‘nuevas’ que más me engancharon en los últimos años. Cada disco que sacan es un paso adelante, en lo que esperemos sea una larga y exitosa historia. Movimiento, dinámica, progresión y evolución, son elementos que los Enochian Theory tienen como parámetros referenciales para escribir y desarrollar su música; elementos que luego hacen que todos sus trabajos sean completos, complejos y muy bien estructurados. “Life… and All It Entails” es de lejos de lo mejor del año.

 7. Converge “All we Love we Leave Behind”

       Cuando escuché Converge por vez primera, gracias al Sebas, no les cachaba, me parecían demasiado caóticos; pero luego de entrarles como se debe, entendí que Converge es por demás relevante. “All we Love we Leave Behind” es un disco que sirve de ejemplo de cómo se construyen muchas de las mejores obras, de manera orgánica, real, cruda, lo más cercano a vivirlos en vivo (Krups!). Maestros de la música pesada.         

8.  Borknagar “Urd”


       Posiblemente “Urd” sea el mejor disco de la banda, así de bueno es este disco. Esta novena entrega es un claro ejemplo de un álbum que manteniendo un trasfondo black, con un sabor crudo y rudo, puede al mismo tiempo ser tan épico, progresivo y sinfónico. Un disco que si bien celebra su historia, suena moderno y sube un peldaño más con el retorno de ICS Vortex y todas sus cualidades vocales, y que sumadas a los demás, lograron cohesionarse como en sus mejores momentos y hasta mejor.  

9.  Deftones “Koi No Yokan”

    “Koi No Yokan” es el séptimo disco de estudio del grupo californiano Deftones, el segundo sin su bajista Chi Cheng, todavía convaleciente tras el trágico accidente de tráfico sufrido en 2008; y contiene algunas de las canciones más trabajadas de su discografía. Es en definitiva una de sus mejores obras, posiblemente solo superada con claridad por el mítico “White Pony” del 2000, pero en definitiva un disco que con las condiciones necesarias… se viaja de la mejor manera.


10. Neurosis “Honor Found in Decay”

    Con un legado sumamente importante, alcanzado en sus 27 años de trayectoria y sus 11 discos de estudio; “Honor Found in Decay” es un álbum gigantesco, que contiene momentos etéreos, de resonancia orgánica, así como algunos de los riffs más sutiles y/o más directos y pesados, con la clara firma de Neurosis. Un disco denso y profundo, que apabulla con toda su hipnótica y apocalíptica estructura.


11.  Blut Aus Nord “777 - Cosmosophy”


    El tercer trabajo de la trilogía “777” tras el “Sect(s)” y el “The Desanctification” (ambos del 2011), de la misteriosa banda francesa, Blut Aus Nord; sigue la tónica habitual, mezclando su frío black atmosférico con industrial y ambient, aunque esta vez con algunos elementos nuevos que convierten a este “Cosmosophy” en el mejor disco de la mencionada trilogía y uno de mis favoritos de la banda. 

12   My Dying Bride “A Map of All Our Failures”


Como indicaba en la revisión que hice de este disco; este 2012, MDB regresa con uno de sus trabajos mejor laburados de su discografía, un trabajo melancólico y dramático, al mejor estilo de la banda. “A Map of All Our Failures” es un disco que muestra a una banda madura, un manifiesto que muestra lo mejor del característico sonido de la banda, con todos los elementos que los hicieron grandes.


13  Yakuza “Beyul”

   
   Llevar la música a lugares donde no mucha gente se anima, empujar los parámetros musicales, compositivos, temporales y técnicos, son logros que deben estar muy bien construidos para que funcionen. Yakuza es una banda que justamente hace esto; “Beyul” es una experiencia densa, pero íntimamente gratificante.


14  High on Fire “De Vermis Mysteriis”


       El poderoso trío de Matt Pike y compañía sacó este año, uno de los mejores trabajos de su ya excelente discografía y del metal en general. Todo su poder y agresión psicodélica/stoner/thrasher en composiciones con mayor cantidad de melodías que sus otros discos. Un sólido álbum de principio a fin.

     15. Graveyard “Light’s Out”  



Los suecos de Graveyard gozan de una vibra especial; más allá de hacer un rock blusero totalmente setentero, adorar a señor de las tinieblas y posicionarse como una de las mejores bandas de dicho sub-género del momento; son una genuina continuación del tipo de música que Black Sabbath, Thin Lizzy y Deep Purple hacían años antes. El tercer trabajo de esta banda es sumamente dinámico y virtuoso, probablemente sea el más oscuro de su discografía.  

Menciones honorables:

Ihsahn “Eremita”, Rush “Clockwork Angels”, Chrome Waves “Chrome Waves”, Be’lakor “Of Breath and Bone” y Bosse de Nage “III”

sábado, 15 de diciembre de 2012

Combo ‘nuevo’ de antaño (2012)

Para esta nueva entrega del abismo, mi última personal y antes de las listas de lo mejor del año, quería escribir sobre los nuevos discos de estas 3 bandas que fueron inmensamente importantes en mi juventud, que acompañaron y que ahora son grandes recuerdos de aquellos maravillosos días de la década de los 90s.
 
Los 3 grupos luego de algunos tropiezos por su lado, con aciertos y desaciertos, pero continuando con su legado, este año sacaron discos que como veremos han rescatado aquellos elementos que los hicieron grandes, sumando la experiencia adquirida en estos años e intentando de nuevo seguir con uno de los mayores objetivos de la música: comunicar.

Tiamat “The Scarred People” (2012)



La banda liderada por Johan Edlund tiene una discografía larga y conocida, con muchos cambios, procesos y evoluciones. Con discos que durante los 90s y principios de los 2000 marcarían toda una tendencia dentro del metal.  Extraordinarios álbumes como el “The Astral Sleep” de 1991, el “Wildhoney” de 1994, el “A Deeper Kind of Slumber” de 1997, o el “Judas Christ” del 2002, por mencionar solo algunos de mis favoritos de la banda, fueron marcando a sangre y fuego a sus seguidores.

Ahora, esta historia obviamente no es perfecta y junto a esos colosales trabajos hay algunos que bajaron la energía tanto de la banda como de sus oyentes. Energía, que se ve nuevamente fortalecida por la salida de este su décimo trabajo, devolviendo algunas de esas oscuras historias que tan bien supieron contar a través de su rock psicodélico, melancólico y gótico que los identificó años antes.

Desde el principio Tiamat se caracterizó por llevar al oyente hacia un viaje personal entre sueños y pesadillas con diferentes destinos; en “The Scarred People” sucede justamente esto, cada una de las canciones tiene el ambiente, el sonido y el sentimiento del pasado, aunque manteniendo la importancia hoy en día.  Un disco que como muchos otros, va creciendo a medida que más se lo oye y se lo asimila.

El disco está armado de manera delicada, simple y profunda. De hecho Tiamat siempre hizo su música con estos parámetros como referencia. Al oírlo uno puede detectar momentos de sus mencionados anteriores trabajos e incluso con cosas del excelente proyecto de Edlund llamado Lucyfire.  Cada canción muestra el porqué esta banda llegó a estar entre las más grandes, con letras que siguen hablando del amor, las drogas, la oscuridad, el alcohol; y las influencias de siempre, Pink Floyd, Sisters of Mercy, Nick Cave, etc.; con arreglos orquestales y de sintetizadores, que junto con la batería, el bajo y las guitarras, complementan el sonido de este trabajo.

El nuevo trabajo de estos suecos transmite sensaciones calientes y frías, de triunfo y derrota, un disco  que con seguridad estará en algunas listas de los mejor del año, aunque esto termine siendo irrelevante para los mismos músicos y sus más de 20 años de trayectoria.



Paradise Lost “Tragic Idol” (2012)



Una de las bandas que establecería la escena doom/death inglesa de principios de los noventas,  Paradise Lost, ha sacado este 2012 un buen álbum, uno que a pasado un poco desapercibido entre tanta música y tantas modas pasajeras (pajeras); completando así, su transición de vuelta hacia un sonido que ya los había catapultado anteriormente.

Con la agresividad, melodía y melancolía de grandes discos como el “Icon” de 1993 y el “Draconian Times” de 1995, este “Tragic Idol” se establece como la confirmación del retorno a ese antiguo sonido, dejando ya de lado el rock electrónico que llegarían a hacer en también excelentes discos como el “One Second” de 1997 y el “Host” de 1999, por mencionar solo un par.

Con el retorno a su antiguo sonido, Paradise Lost ya se había anotado una clara victoria con el  “Faith Divides Us – Death Unites Us” del 2010, junto con la impresionante incorporación del asombroso batero Adrian Erlandsson (At The Gates, The Haunted, Cradle Of Filth), y volviendo a las composiciones más agresivas y metálicas de sus anteriores trabajos.

Este ‘ídolo trágico’ suena casi como la continuación de dicho trabajo, con un Nick Holmes cantando en los mismos tonos de los mencionados “Icon” y “Draconian Times”; un Gregor Mackintosh y sus zurdos artilugios para lograr las melodías y riffs más atrapantes y doomeros posibles; un Aaron Aedy y sus pesados rítmicos; acompañados por el característico sonido de bajo de Stephen Edmondson; y finalmente un Adrian Erlandsson machacando la batería como solo él lo sabe.  Un quinteto de primera, que logra performances individuales fantásticos, muy acordes a su conocido sonido y a su identidad como banda luego de 24 años de existencia.

Las canciones del disco muestran un balance oportuno y adecuado para el momento en el que se encuentra la banda; sin llegar a ser uno de sus mejores trabajos, este disco tiene suficiente material para estar por encima de muchísimos discos que salieron este año.   



My Dying Bride “A Map of all our Failures” (2012)



Otra de las bandas inglesas con más de 20 años de historia, y muy importante en aquellos inicios de los noventa, My Dying Bride, ha tenido tanto victorias como derrotas a lo largo de su historia. Una historia plagada de maravillosos discos que lograron iniciar todo un movimiento como el doom/death junto con los anteriormente nombrados y también ingleses Paradise Lost y Anathema, aunque  manteniéndose siempre fieles a su estilo a diferencia de los mencionados.
 
Este 2012, MDB regresa con uno de sus trabajos mejor laburados de su discografía, un trabajo melancólico y dramático, al mejor estilo de la banda. Generando los mismos sentimientos de miedo, nostalgia, pena, rabia y desesperación que nos hicieran sentir con discos como “Turn Loose the Swans” de 1993, el grandioso “The Angel and the Dark River” de 1995, el fantástico “Like Gods of the Sun” de 1996 o el indescifrable “34.788%... Complete” de 1998.

“A Map of All Our Failures” es un disco que muestra a una banda madura, segura de su sonido y consiente de su larga trayectoria.  Una especie de manifiesto que muestra el característico sonido de la banda de la manera más natural, con todos los elementos que también los harían grandes. El disco tiene un sonido obviamente pesado, lento, melódico, fantasmal, totalmente adictivo para quienes disfrutamos de este estilo. Las voces de Aaron Stainthorpe continúan pasando de las limpias y mortecinas, a las guturales y feroces; mientras la parte instrumental demuestra toda su sapiencia.  Los violines también se hacen escuchar de nuevo, ambientando el sonido como antes.

Un onceavo disco que propone 8 canciones que se representan y defienden solas, que en conjunto le dan a este álbum una identidad clara y definida. Un disco que ya está entre lo que más me gustó de este 2012. 



sábado, 8 de diciembre de 2012

Nachtmystium: Silencing machine (2012)



El Silencing machine representa lo que debe ser el black metal en vistas a la década del 2010 para adelante. Es la esencia pura del black metal, pero con todo ese bagaje de las tendencias contemporáneas. Más allá de ser una dosis demasiado elevada de locura y caos, es el disco que le ha dado una nueva orientación y sentido al black metal actual”.

Blake Judd vuelve a sorprendernos, presentándonos un disco que una vez más rompe los esquemas. Las expectativas con Nachtmystium siempre son altas, al igual que la incertidumbre por saber que nos presentar en cada nuevo trabajo.

Es evidente que Blake Judd siempre ha intentado evolucionar y explorar diferentes estilos en sus discos. Así pues, el Instinct decay fue un intento por evocar un poco la esencia mas experimental de bandas setenteras, el Assassins fue un encuentro con el lado psicodélico con una actitud más punkera y el Addicts, un encuentro total con toda la vertiente post gringa, principalmente con el post-punk.

Teniendo en cuenta esta evolución, y la capacidad innata de Blake Judd por explorar nuevos sonidos y tendencias, ¿que podíamos esperar entonces de este Silencing machine?. ¿Sonaría raro entonces, si les digo que este trabajo podría encuadrarse como un disco de black metal industrial o como un intento de la banda por hacer un industrial black?. Más me inclino por la primera opción, que sin embargo podría resultar igual de válida que la segunda.

En declaraciones del mismo Blake Judd, previas al lanzamiento del single As made, sostenía que una de sus grandes influencias musicales era Ministry, elogiando principalmente al Filth Pig como uno de sus discos favoritos de todos los tiempos y, que parte de esa influencia estaba reflejada en este disco. Lo que no sabíamos, era hasta que punto esta influencia se haría tangible en este Silencing machine

Y efectivamente así fue, este disco va en esa dirección. Sin embargo, Judd necesitaba un comodín para lograr este cometido y lograr que el disco sonara como suena. Esa pieza clave fue Sanford Parker.

Lo primero que puedo decir al respecto, es que definitivamente este es el disco de consagración de Parker como tecladista de Nachtmystium y como productor. Más allá de eso, al tratarse este de un disco de black metal extremo, la gran diferencia con otras bandas, es precisamente esa influencia más industrial y definitivamente, la marca registrada de este disco son sus teclados y los sintetizadores. No se como explicarlo, pero se siente como si la electricidad estuviera corriendo a lo largo de todo el disco; se siente un ambiente de estática continua que parecería saturarlo todo. Es esta electricidad el “principio vital” que le da vida y significado a este disco.

Parker no se cansa de lanzar secuencias y rayos cósmicos desde el espacio exterior. Su sonido es prácticamente electrificante. Sanford es el arquitecto, es la estructura, es el sostén, la trama, la textura y el make-up de este disco. No hay una sola grieta o fisura en el sonido que no sea llenada por Parker. A diferencia de los discos anteriores en los que los teclados resaltaban en partes concretas, en este disco los teclados corren como un “todo” estructurando, dando forma y cohesión al disco. A lo largo de prácticamente todo el disco, los teclados son perfectamente identificables, alcanzando por momentos algunos pasajes realmente brillantes. Innegablemente la clave del sonido actual de Nachtmystium se debe al sonido de Parker, que indiscutiblemente abre el espectro musical de la banda, dándole mucha más amplitud y profundidad. A estas alturas, Parker es para Judd, lo que en su tiempo fue Steve DiGiorgio para Chuck Schuldiner.

Borrowed hope and broken dreams es la obra cumbre de Parker. Las teclas son increíbles. Esta canción es la joya del disco. Como había comentado antes, todo el disco tiene ese sonido sucio, sin embargo al llegar a esta canción, el sonido se abre y la calidad y el sonido, son impecables. Todo es limpio. Y lo único que me imagino al escucharla, es a un Sanford Parker flotando y viajando en turbulentas corrientes  en el espacio sideral!.

Ahora haciendo justicia con la banda, más allá del excelente trabajo de Sanford Parker, el resto de los músicos que acompañan a Blake Judd en este viaje son realmente de primera. El baterista Charly Fell y el guitarrista Drew Markuszewski son viejos conocidos de Judd, ambos ex Lord Mantis, una de las bandas de la escena de Chicago, al igual que el bajista Will Lindsay (Indian y Middian), quien además se encargó del bajo desde el anterior disco.

En cierta forma este disco es el retorno a los orígenes, como bien lo decía Judd, es la continuación lógica de lo que habían dejado pendiente en el Instinct decay. Creo que muchos de los fans esperábamos que este disco sea una continuación a Addicts, sin embargo, Judd volvió a sorprendernos una vez más, con su retorno a las raíces más crudas. En este sentido, creo que una buena parte del éxito fue precisamente la incorporación en la banda de Fell y Markuszewski, músicos mucho más vinculados con la escena black más ortodoxa, que con el black más vanguardista e innovador (del cual Judd y Parker son hasta en cierto modo precursores) y, precisamente esta mezcla de estilos y enfoques es lo que le da al disco esa identidad distintiva.

El trabajo vocal de Judd es otro punto alto del disco. A parte del registro habitual al que nos tiene acostumbrados, en esta ocasión las voces tienen una distorsión adicional muy especial, casi robótica en muchos fragmentos, que se fusiona por momentos con los teclados de Parker. Otra peculiaridad pero a la vez, un distintivo del sonido de este disco.

Como había mencionado en un principio, el disco en general tiene un sonido “sucio”, que hasta daría la impresión de estar saturado. Sin embargo, conforme se va desarrollando el disco, uno se va dando cuenta que este parecería un intento hasta premeditado por parte de la banda, por volver a ese sonido “sucio” tan característico de los discos de los primeros discos escandinavos de black de principios de los noventa.

Tampoco debemos dejar pasar algunos detallitos sutiles, como la participación en el disco de dos habituales colaboradores de la banda, nos referimos a Bruce Lamont de Yakuza, quien realiza un aporte vocal, casi susurrante en la These rooms in wich we weep y el brillante aporte de Chris Black de Dawnbringer en la Give me the grave, la canción mas black n´rollera del disco.

Finalmente, el arte mismo del disco, una portada cruda y directa. Un cara a cara con la muerte, el roce eterno de Judd con ese lado oscuro, siempre latente, en el límite, el delicado balanceo en ese finísimo hilo de cordura.

Otro detalle no menos significativo, es que Judd retoma el logo original, un mensaje claro y directo, algo así como: “Seguimos siendo una banda de black metal, ¡aquí estamos, esto es Nachtmystium!”. 

No se si lo que voy a decir es demasiado arriesgado, pero definitivamente el Silencing machine representa lo que debe ser el black metal en vistas a la década del 2010 para adelante. Es la esencia pura del black metal pero con todo ese bagaje de las tendencias actuales. Es un disco que le ha dado una nueva orientación y sentido al black metal contemporáneo.

Un disco que cuesta digerirlo, pero cuando le encuentras el gusto, fija que estará dando vueltas y vueltas en tus oídos por un largo tiempo. Es un disco que golpea de entrada, sin anestesia, directo al grano, pero que cuando te llega y lo entiendes, incluso llega hasta a emocionarte. Este disco es puro feeling!.

Blake Judd y compañía, ya cruzaron la frontera musicalmente hablando, y posiblemente en un viaje sin retorno. Definitivamente Blake Judd ya esta en otro plano e indiscutiblemente es uno de los mayores exponentes del metal extremo norteamericano contemporáneo.

En cierta manera este disco es una dosis demasiado elevada de locura y caos. Si uno analiza las cosas más fríamente, uno puede hasta sorprenderse del nivel que ha alcanzado la banda y realmente uno se da cuenta, que ese caos y esa locura, sitúan a Nachtmystium a otro nivel, muy por encima y además a mucha distancia del resto de las bandas contemporáneas… shine in your crazy diamond!  

Para cerrar, lo que más destaco de todo esto de todo esto, es que Nachtmystium siempre ha sido una banda contestataria, innovadora, pero además honesta. No existe ninguna pose, ni en su estética ni en su propuesta. Una banda que no se vende, ni da concesiones a nadie. Una banda que siempre ha mantenido su esencia y sus principios, siempre evolucionando y explorando nuevas cosas, pero sin perder su identidad. Si quieres algo autenticamente extremo y brutal, pero además lleno de intensidad y pasión, entonces… ¡bienvenido a la Maquina silenciadora!.





lunes, 26 de noviembre de 2012

Deep Purple - Machine Head 40th anniversary edition (2012)



La primera vez que escuché el Machine Head fue más o menos en 1993; hasta ese momento tenía una relación distante con la música, era un verdadero ignorante en ese ámbito y ese disco logró calar tan hondo en mi imaginario que por mucho tiempo lo único que quise hacer fue escuchar música de ese periodo; mi encuentro con el metal fue un poco más tardío, pero el Machine Head fue un punto cardinal para definir mi percepción musical. Hasta el día de hoy sigo teniendo las mismas sensaciones cada vez que lo escucho, me sigue impactando el sonido de los teclados, algo que muy pocas bandas han rescatado, me sigue deslumbrado el trabajo de la batería, sigo pensado que Paice es uno de los bateristas más subestimados de su generación y sigo pensando que la dupla Gillan/Blackmore funciona mejor que cualquier otra en la historia de la música contemporánea. Cuando EMI anunció el proyecto, no dudé en ingresar a la página oficial para reservar mi ejemplar, sabiendo bien que muy pocas cosas podían ofrecer frente a la edición del 97; y ese es el mayor reproche que podemos hacer, la edición del 40 aniversario es un repacking. Los coleccionistas estamos familiarizados con el concierto del 9 de Marzo del 72, la primera edición –aunque es una versión incompleta– data del 80, fue reditado el 1992 y el 2001, remezclado y remasterizado el 2004. Las versiones sobran y una más no contribuye en nada, el sonido sigue siendo igual a la de la versión del 2004. Desde luego, es un documento muy interesante pues es el único que incluye versiones en vivo de Maybe I’m a Leo y Never Before, aprovechando la ocasión para promocionar el disco, la única canción que omiten es Pictures of Home por el simple hecho que a Blackmore no le gustaba tocarla en vivo y nunca la tocaron mientras él estuvo en la banda. La incorporaron por primera vez a finales de 1994, cuando Blackmore se fue tirando la puerta y fue remplazado por Satriani, en una asociación más que todo anecdótica. Maybe I’m a Leo también fue reincorporada en ese periodo, pero Never Before rara vez la han tocado en vivo. Además el concierto es conocido por ser la primera vez que incluyen a Smoke on the Water en el repertorio. La banda no tenía muchas expectativas para la canción, el single era Nerver Before, Smoke on the Water era una canción de relleno y sin embargo, es tal vez una de las canciones más conocidas de todos los tiempos.

En cuanto a la versión cuadrafónica, que salió al mercado junto con la versión estéreo a finales de marzo del 72, fue reditada el 2001,  luego el 2003 y por último el 2011; tampoco hay nada nuevo en ese aspecto, y al comparar ambas versiones sin duda hay algunos cambios interesantes pero son nimiedades. Lo novedoso en la edición del 97 fueron los remixes de Roger Glover y lo más interesante del caso fue que todo el disco fue remezclado, restituyendo el sonido en vivo que la banda quería capturar, de ahí la idea de grabar en el Casino de Montreux (donde nació el célebre festival de jazz). Los remixes le dieron una nueva vitalidad al disco y es la versión que más escucho; al eliminar los “fades” tenemos la impresión de estar en el estudio siendo testigos del proceso de creación y eso es lo extraordinario del disco, todas las canciones suenan como si hubieran sido construidas en una sola toma, sin trucos rebuscados o efectos especiales, que fue el gran defecto del Fireball, lo que explica la gran dificultad que tuvo la banda para adaptarlo a las exigencias del escenario. No obstante, la joya en la edición del 25 aniversario, fue When a Blind Man Cries. A Blackmore no le gustó esa canción y la sacaron del disco, por mucho tiempo circuló como un B-side; y en esa canción Gillan canta con una fuerza desgarradora pues restituye la atmosfera que imperó durante esas sesiones; es el epitafio del Mark II. La historia es conocida, el distanciamiento entre Blackmore y Gillan, que por poco termina con un  nutrido intercambio de golpes y que finalmente culminó con la salida de Gillan el 73, presa de un desgaste emocional se retiró de la industria musical hasta 1976, el mismo año en el cual Purple colapsa.

Un aire mítico circunda al disco, por ser el opus magnus de la banda, pero también el punto de quiebre; es la culminación de un proceso creativo que comienza en el In Rock, desatando una fuerza devastadora, galopante que ya anticipa mucho del trabajo musical de principios de los 80, un sonido frenético y agresivo. Muchos señalan que el Machine Head es un hito en la construcción y el desarrollo del metal, y es cierto cuando escuchamos canciones como Highway Star o Space Truckin’ pero el resto colinda con el blues. En vivo, es otra cosa y es la otra parte de la historia. Pocas bandas, en ese entonces, demostraban tal derroche de violencia y la gira del Machine Head es el testimonio de una banda en la cumbre de su carrera. Si bien la gira del Perfect Strangers es la más exitosa, para 1984 la banda ya estaba desgastada y esos conciertos no pueden comparase con el talento demostrado a principios de los 70. El Made in Japan, el disco gemelo del Machine Head, puso en el mapa a los discos en vivo y a partir de ese hecho casi todas las bandas siguen la tradición de incorporar por lo menos un directo a sus catálogos de venta y al respecto la edición del 40 aniversario puede ser más interesante. En 1993, dentro de la vasta campaña que inauguró la Deep Purple Appreciation Society, para reditar todos los discos de la banda, incluyendo muchos conciertos inéditos, salió al mercado un disco triple titulado Live in Japan que restituye casi en su totalidad las tres noches que tocaron en Japón (15, 16 y 17 de agosto de 1972) y que sirvieron de base para construir el Made in Japan. Desde entonces, la comunidad purplediana espera que esas tres noches se restituyan en su integralidad y es lo que puede aportar la edición del 40 aniversario, que según calendario, saldrá al mercado a finales del año que viene.

Esta versión del Machine Head no presenta nada nuevo porque casi todo el material de la época ha sido agotado, por el gran trabajo que hizo la Deep Purple Appreciation Society. Desde principios de los 90, sale a la venta un nuevo disco de la banda cada dos o tres años y ahora están remasterizando mucho del material publicado, anunciado también inéditos recién descubiertos, pero del periodo 69-76 muy pocas cosas quedan por descubrir pues el siguiente paso lógico es entrar en los 80 y según calendario también, el Perfect Sranger es el próximo disco que será actualizado, lo que ha generado mucha expectativa al anunciarse como un disco triple. Sin duda, lo único que en cierta medida justifica el precio pagado es el folleto de sesenta páginas que acompaña al cofre y detalla la historia detrás del disco, es un documento extraordinario y compensa, en la medida de lo posible, la decepción del DVD-audio que contiene sutilezas poco perceptibles sumando en total siete versiones diferentes del disco, siendo algo por demás innecesario. Es un golpe de marketing y para quienes no tienen el disco es la oportunidad, para los demás es un lujito, una joya, casi una obra de arte que uno deposita en un estante, de la cual uno se siente orgulloso pero nada más en el fondo.   

Pese a las falencias del packing, el Machine Head es sin duda un disco atemporal, cuarenta años después sigue sonando igual de bien y no es el caso de muchos discos que impregnados del sonido de la época son casi inaudibles a estas alturas. Dentro de las celebraciones, salió al mercado un disco tributo; siempre he sido muy escéptico con ese tipo de excursos, mas envuelto en el entusiasmo del momento, también ordené una copia. De manera sorpresiva, y ese puede ser uno de los principales reproches, el tributo comienza con Smoke on the Water, la versión que grabó Santana para su disco Guitar Heaven. Hace mucho tiempo que dejé de escuchar a Santana, pues su incursión en la popería me parece francamente repulsiva. Sin embargo, la versión no estuvo tan mala como yo esperaba; es muy fiel a la original pero con esas percusiones de fondo, un rasgo característico del Santana de antaño. Carlitos se merece muchas críticas por todas las cosas que ha hecho en su vida pero nadie puede negar que es un guitarrista excepcional; el solo es magnífico, el vocalista hace su trabajo y los teclados también. El disco me cautivó desde un comienzo, aunque hubiera preferido que arranquen con Highway Star, porque fue diseñada con ese objetivo. Chickenfoot, ofrece una versión muy interesante porque la tocan en vivo y esa canción adquiere mayor fuerza en el escenario; Hagar es un gran vocalista y emula los gritos de Gillan, Satriani no solamente puede calzar los zapatos de Blackmore sino también los de Lord. Es una versión muy similar a la que Purple podía ofrecer en los 70, frenética, violenta y devastadora. Luego el disco sigue el orden original de las canciones; Glenn Hughes y Chad Smith ofrecen una versión más pesada de Maybe I’m a Leo, y es claro que Hughes sigue siendo un gran vocalista, pese a los años y ese no es el caso de Gillan. La canción mantiene la estructura original y uno se dice que pudo haber funcionado en vivo durante la breve incursión del Mark III. Pictures of Home, cuya letra nunca fue del agrado de Blackmore, se trasmuta casi por completo. Nunca fui un seguidor de Black Label Society, pero ahora me entró la curiosidad pues su apropiación de la canción es muy interesante; el tempo es un poco más lento y da la impresión que uno está escuchando una canción totalmente diferente y creo que eso es lo más importante en los tributos, el objetivo no es reproducir nota por nota las canciones que alguien más grabó, más bien hay que reinventarlas, retroalimentado el proceso creativo. Never Before, es una canción que nunca me ha gustado, siempre la salto, muy poppy para mi gusto y esa era la intención: reproducir y superar el éxito que fue Black Night; The King of Chaos, un súper grupo formado para la ocasión y conformado por Joe Elliot, Steve Stevens, Duff McKagan y Matt Sorum, hace un gran trabajo, los arreglos superan a la versión original y el solo de Stevens es bestial. Que yo sepa, Deep Purple la tocó durante las dos primeras semanas de la gira y luego salió del set-list hasta el 2004, año en el que sorpresivamente tocaron todo el Machine Head, para luego descartarla otra vez. Es el ripio del disco y hasta el día de hoy pocas personas la toleran, y ese es el resultado cada vez que una banda intenta adecuarse para sonar en la radio.

Eso en cuanto al disco original, en al tributo, el punto más bajo es la versión de Smoke on the Water  de The Flamming Lips, es cierto no soy fan de la banda, pero la verdad es que le dan un giro demasiado turbio a una canción que es un ícono de la cultura popular; el resultado es muy bizarro, redundante y por tanto prescindible. Para Lazy, el intérprete es el más acertado, quien sino el señor Joe Bonamassa, el bluesman del momento, para darle el toque necesario a una de las canciones más emblemáticas de Deep Purple y el testamento más elocuente del rythmn and blues; fue diseñada para sustituir a Wring That Neck, el instrumental que caracterizó los conciertos entre 1969 y 1971, incorporando como su predecesora extensos duelos entre la guitarra y los teclados, “a masterpiece” por sí sola. La voz de Jimmy Barnes suena bastante bien, le da el toque necesario, algo que por desgracia Gillan ya no es capaz de hacer;  la canción suena muy bien incluso mejor que la versión de Purple. Space Truckin’ es una de esas canciones que escucho de manera intensiva y que nunca me voy a cansar de escuchar; claro la versión en vivo es colosal y supera por mucho a su contraparte en estudio pero es sin duda una de esas canciones que define una era; por ello, el hecho que sea Iron Maiden quien la interpreta tiene un carácter simbólico muy fuerte. Ambas bandas se parecen, pasaron por muchas vicisitudes antes de que pudieran estabilizarse, ambas tienen solistas fuera de toda norma, ambas cuentan con grandes vocalistas que establecieron un modelo, un patrón para todas las agrupaciones que surgieron en su entorno y ambas tienen un  sonido muy similar; Birch en la consola, es el sexto miembro para ambas bandas. Sigo pensando que el Powerslave es el Machine Head de los 80, ambas son obras maestras que condensan lo mejor de ambas décadas. Y como When a Blind Man Cries se ha reivindicado ante la historia, es la canción que cierra el disco y nuevamente es más que simbólico que sea Metallica el intérprete y la versión es excelente. Hay un bonus track en algunas ediciones, Highway Star con Hughes en las voces y el bajo, Steve Vai en la Guitarra, Derek Sherianian en los teclados y Chad Smith en la batería, no deja de ser interesante pues reproduce en estudio la versión del Made in Japan, aunque el disco funciona bien sin el bonus. En suma el Re-Machined Head es tal vez el mejor disco tributo que he escuchado en mi vida, junto con el Nativity in Black que salió hace algunos años atrás, quedé muy sorprendido con el resultado final.

Yo sé que a veces mi devoción por la banda es casi religiosa pero el legado de Deep Purple se expande por todas las ramificaciones del metal y es justo rendirle homenaje a una banda que ha sido opacada injustamente por los avatares de la historia. Mas queda un punto, dada la resiente desaparición de Jon Lord: el Concertoque será la segunda parte de este post.