“Un excelente disco de post-black, en todo el sentido de la palabra. Melódico, intenso y emotivo. Un disco que resume a la perfección, la tendencia hacia la cual se mueve el sonido de Chicago”.
Independientemente de donde se haya originado, es un hecho que el post-rock alcanzó su máximo desarrollo en los Estados Unidos, donde además de haber evolucionando y mutado, ha dado a su vez lugar a nuevas tendencias e incluso, hasta nuevos subgéneros.
Un ejemplo de ello es el ”post-black” norte americano. Una corriente que fusiona lo más puro y esencial del black metal, con las nuevas tendencias post gringas. Nachtmystium y Twilight, son el ejemplo más claro de todo ello.
Hace ya varios años que Chicago se ha convertido en algo así como en el epicentro de todo este nuevo movimiento, de donde paulatinamente han ido surgiendo varias bandas enfocadas hacia esta nueva corriente, sin embargo no todas han llegado ha sobresalir, manteniéndose la mayoría todavía dentro de underground de esa ciudad.
Pero como siempre sucede en estos movimientos, son las bandas o músicos ya establecidos, los que marcan la diferencia y precisamente, Chrome Waves es el ejemplo de ello.
Posiblemente el Silencing machine de Nachtmystium fue el disco del pasado año dentro de este estilo, sin embargo, fue grande la sorpresa cuando a fines de año me topé con este Chrome waves.
Uno de mis discos Top del 2012. Nos encontramos ante un excelente disco de post-black, en todo el sentido de la palabra. Melódico, intenso, y emotivo. Un disco que resume a la perfección, la tendencia hacia la cual se mueve el sonido de Chicago.
Este resulta ser un proyecto, conformado por Jeff Wilson (ex - Nachtmystium) y Stravros Gianopoulus (The Atlas Moth y Twilight), a quienes acompaña Bob Fouts en la batería (Apostle of Solitud, ex - Nachtmystium).
No nos encontramos ante un disco de black caótico, sino todo lo contrario, este es un disco muy melódico, que por momentos alcanza unos estados elevadísimos de emotividad.
Jeff Wilson, es un excelente guitarrista, y no por nada fue durante años el compañero ideal de Blake Judd, en discos capitales como el Assassins o el Addicts. Posiblemente este disco también tenga un poquito de esa misma crudeza, con ese sonido sucio y saturado de las guitarras; sin embargo, en este disco Wilson da un paso más allá, abriendo mucho más su espectro musical, presentándonos solos realmente alucinantes, cargados de mucha intensidad pero también cargados de mucho feeling. Wilson es sin duda, un guitarrista emotivo.
Al escuchar muchos de los solos y melodías, uno se da cuenta que Wilson es uno de esos violeros influenciados por la vieja escuela. Las influencias de Pink Floyd o King Crimson están ahí, flotando en esa nebulosa.
Y vuelvo siempre al mismo tema, la gran influencia de Pink Floyd que se cuela una y otra vez en este tipo de bandas, basta con escuchar los chillidos de Stavros en la última canción, Blackbird, que te traen a la memoria casi inmediatamente esos fragmentos ya inmortalizados por Roger Waters en canciones como Carefull with that axe Eugene o Several species of small furry del ya mítico Ummagumma.
Stavros es otro de esos vocales fuera de serie, sin lugar a dudas unos de mis preferidos de esta última década. Quien podría imaginar que detrás de ese pintoresco personaje del “excéntrico mustache” existiera un vocal tan brutal. Y es eso, Stavros llega a unos registros increíbles, es uno de esos vocales extremos de de black metal: agresivo, desafiante y chillón como pocos. Por su forma de cantar, y por su estilo, muchas veces vinculé a The Atlas Moth con la movida post-black. Y bueno, por esa misma razón, tampoco es una sorpresa ni una casualidad que Stravros, haya formado parte del Monument to time end de Twilight. Sin embargo, es en este disco en el que realmente se da rienda suelta y grita y vocifera como muy pocos. Chromes waves le vino como anillo al dedo.
De principio a fin, este es un disco excelente. Es uno de esos discos que llega a emocionarte. Canciones como Height of the rifles, That cursed armored train (con una intro que pareciera una mezcla entre Kylesa y Primordial) y la Blackbird, son realmente joyitas dentro del estilo.
Un disco alucinante, que sin lugar a dudas tienen que escuchar. Posiblemente, uno de los mejores discos de post-black norteamericano de los últimos años. Y para cerrar, un de idea concreta sobre él, que quedó ahí colganda, tal como lo definía el Sebas: “!post-black para volar!”.