sábado, 31 de octubre de 2015

Urfaust - Trúbadóirí Ólta an Diabhail (2013)


Lo más seguro es que si haces escuchar esta banda a una persona que nunca escuchó metal, directamente no la entendería y sabemos que eso pasaría con muchas de las bandas que escuchamos. En cambio, si ya escuchas black metal, esto se puede hacer más fácil y pese a que hablar de black metal cuando hablas de Urfaust no es del todo correcto, es con esta base que estos holandeses crean una atmósfera propia.

Elegí este disco para recomendar esta banda porque es una grabación en vivo y como tal tiene un sonido muy particular. La primera vez que lo escuché no caí en cuenta de que era en vivo hasta que escuché al público entre las canciones. En este disco no están los sintetizadores característicos de sus últimas grabaciones de estudio, sólo los dos holandeses IX y VRDBR (representados en la portada del disco), tocando guitarra y batería respectivamente.


El hecho de ser un disco en vivo le da mayor crudeza al sonido; puede que se pierda el esplendor de las atmosferas creadas en estudio, pero la experiencia gana en ambiente, es una buena muestra de su capacidad y una buena introducción al microcosmos de esta banda.

Cada disco, cada EP y cada Split de Urfaust tiene su propio estilo, al comienzo sus primeros lanzamientos tenían una producción totalmente lo-fi y voces más desesperadas que hacían de su propuesta un reto. En este sentido considero que es mejor empezar a indagar su discografía por este o por alguno de sus EPs/splits.

Es un detalle interesante que el disco tenga un lado A y un lado B, marcándose una diferencia de sensaciones entre uno y otro lado. Dos bloques de un mismo concierto que a través de la repetición se convierte en un ritual donde la excelente vocalización de IX se vuelve fundamental en el elevamiento de la experiencia.

Este disco va muy recomendado a cualquiera que quiera ahondar en un experimento muy particular de las artes oscuras germánicas. Bandas como The Ruins of  Beverast y Lurker of Chalice surgen cuando se habla de esta banda, aunque el toque folklórico está más presente en Urfaust, como si invocaran a fantasmas del pasado y de su cultura.

jueves, 29 de octubre de 2015

Arcturus - Pioneros en el espacio


Casi a finales de la década de los 80 y principios de los 90, Arcturus ya contaba con algunos demos y un EP titulado My Angel. Cuando empezaron los noventas y bandas como Mayhem, Satyricon o Emperor empezaban a exportar al mundo el “Black Metal”, Arcturus, ya estaba allí presente, posiblemente en segunda fila, pero esperando su turno.

A diferencia de las demás bandas antes mencionadas, Arcturus nunca se preocupó por la polémica, por lo sensacionalista. Se mantuvieron lejos de los excesos. Siempre mantuvieron un perfil bajo y se enfocaron solamente en una cosa: en la música.   

Desde el principio, la banda contó con una constelación de músicos, posiblemente no muy reconocidos en ese momento, pero que con el pasar de los años fueron convirtiéndose en referencias y hasta en íconos de la música y del metal, por el trabajo que fueron desarrollando.


Para la grabación de su primer disco, Aspera Hiems Symfonia de 1996, la banda ya contaba entre sus filas a Kristoffer "Garm" Rygg como vocal, Carl August Tidemann en las guitarras,  Hugh Stephen James Mingay “Skoll” como bajista, Steinar Sverd Johnsen como tecladista y a Alex Von Blomberg, más conocido como Hellhammer en la batería. Este último además, oficialmente baterista de Mayhem.  

El sonido de la banda tuvo una gran evolución, lo que quedó demostrado en el siguiente disco del siguiente año, La Masquerade Infernale. Una maravilla de disco, que además tuvo un aditamento especial, la incorporación de un nuevo guitarrista, Knut Magne Valle y de un segundo vocalista, Simen Hestnæs, más conocido como "ICS Vortex", quien en realidad tenía la misión de cubrir cierto vacío que dejaba Garm, quien en ese momento además de su proyecto solista Ulver, también se encontraba trabajando en un nuevo proyecto paralelo: Borknagar.

Después de este disco, la banda entró en “status quo” y los miembros se dedicaron a sus propios proyectos o participaron en otras bandas, en las cuales de una u otra forma involucraban a los demás miembros. Así por ejemplo, Garm abandonó definitivamente Borknagar para dedicarse exclusivamente a su banda Ulver, dejando como reemplazante a Vortex. Entre otras bandas paralelas también podemos mencionar a Ven Buens Ende, Age of Silence, Winds o Covenant entre las más representativas.

Cinco años pasaron para que la banda vuelva a estudio para grabar su próximo disco, The Sham Mirrors, para muchos la obra cumbre de la banda. En esta ocasión Garm se haría cargo una vez más de la parte vocal de manera solista, y a su vez esto significaría su despedida por la puerta grande de Arcturus para dedicarse definitivamente y a tiempo completo a Ulver, no sin antes dejar algunos himnos para la posteridad, como por ejemplo la Kinetic, Ad absurdum o Star-crossed.

Tuvieron que pasar otros tres largos años, hasta que en el 2005, Arcturus vuelva a la escena con el siguiente disco, Sideshow symphonies. Para este disco, las cosas habían cambiado nuevamente. Skoll volvía a la banda, a la que además se sumaba un segundo guitarrista, Tore More. 
El enfoque de la música cambio y gran parte de ello se debió en buena parte, al aporte de Vortex en la parte vocal. Por así decirlo, la banda se volvió más dramática, más teatral. El hilo conductor del disco es la búsqueda espacial de los nuevos nómadas, pioneros y navegantes espaciales. Los temores, los miedos, los delirios, y las paranoias de estar allí afuera, vagando por el espacio. La Hibernation sickness complete, Shipwrecke frontier pionner, Moonshine delirium o la White noise monster son una muestra de ello.

Este periodo se cerró con la edición de un DVD, Shipwrecke in Oslo, que precisamente refleja a la perfección lo que era Arcturus en ese momento. Una sátira y una crítica al mundo moderno, y sin embargo, un circo espacial. Esa presentación fue su despedida. Aquí termino un ciclo, una parte la historia, pero que volvería a escribirse… 


domingo, 25 de octubre de 2015

My Dying Bride – Feel the Misery (2015)


Hablar de My Dying Bride (MDB), es hablar de otra banda que durante los noventas marcarían mi rumbo y devenir…   Con discos como “The Angel and the Dark River” (1995); “Like Gods of the Sun” (1996); el “34.788% Complete…” (1998); “The Light at the End of the World” (1999); y el “The Dreadful Hours” (2001), solo por nombrar mis favoritos, esta banda inglesa me abriría las puertas al mundo del doom/death… que en ese entonces, mientras más pasaba el tiempo para el siguiente golpe de caja mejor era.

Estando considerada como parte de la trilogía inglesa pionera que hace del death/doom su bandera: Anathema, Paradise Lost y los MDB; MDB creo yo que de las tres siempre fue la más desesperanzadora; con un Anathema empezando igual de lentos, duros y melancólicos como las otras dos bandas, pero que con el tiempo aprenderían esto de mirar hacia la luz también; un Paradise Lost muy pesado en los inicios pero que luego irían puliendo su música hasta alejarse bastante de su base metalera, para finalmente reencontrarse magistralmente con su pasado. De las tres, MDB fue la que menos se alejó de su identidad inicial a lo largo de su carrera; si bien hubieron ciertos cambios en su sonido y a través de sus discos, Aaron, Andrew y Calvin (los músicos que están desde el demo “Towards the Sinister” de 1990) también se arriesgaron al no alejarse mucho de su conocido y confortable terruño; sabiendo que ese camino puede tener también altibajos… como sucedería luego con algunos discos que sacaron entrados los 2000. 
       
En este sentido, con una carrera de más de 25 años y 12 discos, con este “Feel the Misery” MDB reafirma que esta misery es en definitiva un estado que perdura… y/o que también es otro ejercicio de futilidad querido George? posiblemente… pero que además de dicho ejercicio, MDB constata que el doom es también otra excelente forma de presentar esa miseria, sabiendo además que casi siempre lo hacen muy bien. Como bien ellos mismos describen el disco: “The crushing of hearts and the solemn farewells to friends and lovers twinned with the destruction of flesh and the passions of cruelty are laid neatly for the listener to devour and savor…”


El disco tiene 8 canciones largas obviamente, en las cuales, desde el principio y de la mejor manera, And my Father Left Forever…  prueba lo anteriormente dicho: lenta, larga, pesada y con todos los músicos entregando una vez más lo mejor de sí, uno de los puntos más altos del disco de entrada. To Shiver in Empty Halls es de las pesadas del disco, la voz gutural aguda característica también del Aaron se une perfectamente con Feel the Misery, A Cold New Curse y A Thorn of Wisdom que a su manera contienen la atmosfera conocida en los discos de los ingleses, con el violín que siempre le dio el toque frío y melancólico a la atmósfera de sus discos, las clásicas guitarras de riff pesado, la parte rítmica sumamente lenta como premisa, la cual determina la textura y el tempo de su música; y finalmente la voz del Aaron que puede ser de lo mejor que ha cantado con su banda; mientras I Celebrate Your Skin y I Almost Loved You cierran con más sonido clásico de MDB el disco.

Sin llegar a estar a la altura de los grandes clásicos de la banda, este “Feel the Misery” es un excelente retorno a la solidez de la banda, una que deja perspectivas de un futuro concreto para estos maestros de la melancolía. Al igual que sus pares de Paradise Lost, este disco también estará entre lo mejor del año para muchos de nosotros.


miércoles, 21 de octubre de 2015

Té - 其れは、繙かれた『結晶』の断片。或いは赫奕たる日輪の残照 (2015)



Lo más frustrante en esta banda es que no hay información al respecto en inglés; el Japón es un mundo distante y ajeno; y nosotros, tristes occidentales, lo miramos como mucha suspicacia y recelo. Es un país extraño, esa es la imagen que tenemos del Japón. Es una definición prejuiciosa, lo mismo deben decir los japoneses de la estrambótica sociedad occidental; pero en regla general las bandas japonesas son poco conocidas fuera de sus fronteras y por pura casualidad caí con esta banda. Por el nombre pensé que se trataba de una banda latina de post-rock, que sea japonesa incrementó mi curiosidad. El primer disco que escuché fue el que salió el 2007 y quedé pasmado, pues para ser una banda de post es bastante violenta. 



Con estructuras súper complejas y con una energía desbordante en escena, es tal vez una de las bandas más interesantes del Japón y del post en general. A ratos es medio funk y tiene un trasfondo punk muy evidente. Si bien están entrando con mucha fuerza en el mercado Europeo, pues gran parte de las reseñas que he podido leer están en francés, están todavía muy lejos del fenómeno Babymetal. Pese a que sea un proyecto musical más interesante, más trabajado y con un sonido muy bien definido. Creo que esta banda sí se merece plenamente la ovación de la crítica, es un grupo y no solamente personajes que pueden ser sustituidos. No es marketing, es otra forma de percibir y encarar la música. 


Es también una banda muy activa, seis discos en estudio, cuatro EP’s y un Live (en formato disco y DVD), es sin duda un grupo que está pisando fuerte, nunca han bajado el ritmo y han logrado cimentar su reputación donde todas las grandes bandas nacen: en el escenario. Este último disco, sigue la línea de los anteriores, es un poco más melódico, tiene un estructura un poco más relajada pero nuevamente demuestran es una destreza más allá de lo humano. La batería de Tachibana es de otro mundo, ese control de la caja es impresionante. Creo que fácilmente entra entre lo mejor de este año que nos ha dejado muchas sorpresas. 



viernes, 16 de octubre de 2015

Nechochwen – Heart of Akamon (2015)


De lejos, este es uno de los discos que más me ha gustado en lo que va del año. Un disco del que disfruto plenamente escuchándolo y que además con cada escuchada voy encontrándole más y más detalles.

Para ser sincero, yo no conocía a esta banda, así que investigando un poco, me enteré que de hecho, este Heart of Akamon es el tercer disco de la banda. Procedentes de Virginia del Oeste, resulta que este es un proyecto de Aaron Carey (aka Nechochwen) a quien en esta ocasión acompaña Andrew N´Cagna (aka Pohonasis), a quien ya le habíamos prestado atención por su trabajo con Obsequiae.

La temática de todo el disco trata sobre tradiciones nativas y sobre acontecimientos históricos que se desarrollaron siglos atrás en el Valle del rio Ohio. Sin embargo, y por ahí me equivoco, también existen ciertas referencias asiáticas, como por ejemplo alguna alusión al río Makong o el mismo Akamon, una palabra también relacionada con la cultura japonesa.

Ahora, definir o describir a este disco es complicado, ya que los estilos o tendencias involucradas, son realmente amplios. Básicamente podría decir que se trata de folk y black metal.

Es evidente y basta solamente con escuchar, que Carey es un gran músico y un guitarrista excepcional, no me sorprendería que además de conservatorio; quien aparte de hacerse cargo de las guitarras también es el vocal y percusionista. Por su lado N´Cagna, baterista y bajista, es quien se encargó de la producción general del disco.

La variabilidad misma en cada canción hace que el disco sea fluido y además disfrutable y en cierto modo hasta emotivo. Desde la primera canción, The serpent tradition, que empieza con una intro acústica, rápidamente va evolucionando en una onda Agalloch para desembocar en un black metal que en lo vocal, fácilmente nos podría recordar al Moonspell de antaño. Y en esta misma canción los interludios de la guitarra que si bien suenan mucho al folk indio norteamericano, también tienen un cierto dejo de la guitarra española, que fácilmente nos podría traer recuerdos de Falla en su Amor Brujo.

Impeding winter, un tema acústico, nos transporta inmediatamente a ese valle habitado por pueblos indios, mientras que Lost on the trail of the setting sun, nos lleva al campo de batalla, al exterminio, con un black metal alucinante, que en lo melódico nada tiene que envidiar a Dissection.

Por su parte, October 6, 1813, es la balada progresiva del disco. Con unas guitarras y unos coros realmente increibles. Me pregunto, que tan frecuentemente estos señores escucharan el Yellow de Baroness? Traversing the shades of death, es otro temón, black folk de altísimo nivel.

Skimota, es uno de las canciones que más me gustan del disco. Los coros son increíbles, cargados de una emotividad radiante. Y si, es un tema corto pero muy variado, que si bien es acústico, tiene cambios muy sutiles y variados que fácilmente se balancean entre el jazz o el rock progresivo de los 70.

Posiblemente Skyhook, es el tema más flojo del disco, prácticamente el black metal al que Agalloch ya nos tiene acostumbrado. Y el corte final  Kiselamakong, tiene un aire marcial, hasta heroico; con un desenlace final con melodías y tonalidades indias.

Indiscutiblemente, estos señores son parte de otra vertiente musical dentro del mismo black metal folk norte americano, el cual en cierta manera en algo podría estar relacionada con la música que viene haciendo Panopticon. Y es que definitivamente, el entorno geográfico y cultural nos define y determina.

Como verán este disco es realmente una amalgama de muchos estilos e influencias. Sin embargo, en conjunto suenan increíblemente bien, suena a Nechochwen. Un disco que no vale la pena dejar pasar. Una de las sorpresas del año.





martes, 13 de octubre de 2015

Mgła – Exercises in Futility (2015)



Fundada en los años 2000, Mgła adquirió notoriedad con la edición del With Hearts Toward None, laudado de manera casi universal por la crítica, un clásico de nuestro días, un sonido black diferente aunque ortodoxo. Para la anécdota, mi interés por el black se produjo de manera tardía y ahora estoy en el auge de mi fase blackera y no sé si la pueda superar. Con todo el Exercises in Futility ejemplifica muy bien lo que la escena puede ofrecer hoy en día, un sonido clásico que recupera todos los códigos del género pero desde otro enfoque. No hay ninguna sorpresa, el disco suena como nos imaginábamos que iba a sonar: crudo, sucio y salvaje. El gran problema de los géneros ortodoxos es que siempre suenan igual, yo estoy inmerso en el sonido black y es lo que estoy buscando en la música, pero llegará el día en que me canse y pase a otra cosa. 


En este disco lo que sobresale es su carácter narrativo, muy bien logrado por cierto; otros de las grandes problemas en las bandas de black son las referencias satánicas ya caricaturales, aquí se plantea una reflexión y creo que es lo que diferencia de otras bandas. La progresión narrativa es muy evidente y las canciones se enganchan muy bien, pero el contenido lírico es realmente el punto más elevado de este disco. El ejercicio de la futilidad, es la vida en sí; es la paradoja cruel que nos somete: ¿de qué nos sirve existir si todo se resume en la muerte? Nuestra vida es un cúmulo de fracasos porque no podemos aceptar el principio rector de la vida: la muerte, la no-existencia, el vacío absoluto. Tratamos de encontrarle un sentido a nuestras vidas con el único afán de negar la presión absoluta de la nada. Es algo que no podemos aceptar, que la única realidad posible, es el vacío. 

Por ello, creo que este disco entra fácilmente entre los mejores discos de black del año y para ser francos ha sido un gran año para el black; este es el sonido que acompaña mis lecturas.  



sábado, 10 de octubre de 2015

Horrendous - Anareta (2015)


El año pasado ya habíamos quedado sorprendidos con el anterior disco de esta banda, Ecdysis, el cual era una demostración del más desgarrador death metal. Por ello, había gran expectativa en este disco y en Horrendous claro está, pero no contábamos con que esta tercera entrega llegaría tan pronto.

Confieso que al principio sentí una leve decepción. No era lo que esperaba. Incluso, en el Abismo comentábamos que posiblemente la banda se había apurado y que el resultado había sido un disco un poco inconsistente. Sin embargo y afortunadamente el bajón duro poco. Escuchando el disco con más calma y prestando más atención, uno se va dando cuenta de que este disco es una verdadera maravilla.



Es verdad que este Anareta es un poco diferente a su antecesor. Sin embargo, no pierde en lo más mínimo la esencia death metalera. Este disco, destila una profunda devoción por Pestilence y Death de sus primeras épocas, y claro, fiel a ello viene de manera implícita toda esa influencia del death progresivo de principios de los 90.


Musicalmente es mucho más variado, sin perder la brutalidad y contundencia. Me pareciera que en este disco, tanto Damian Herring (guitarra y voces) como los hermanos Jamie y Matt Knox (batería y guitarra respectivamente), han orientado su sonido hacia el death metal de la vieja escuela, combinándolo con sonidos más progresivos y contemporáneos.


Y al final es eso, técnicamente hablando este disco es prácticamente death metal progresivo. Una combinación efectiva de diferentes estilos bien cohesionados, la vieja escuela del death, el thrash y el heavy, bajo el paraguas de lo progresivo con todas sus implicaciones.


Es imposible negar la evolución de este trío, suenan tremendamente consistentes. Los riffs, el juego doble de las guitarras, los solos, las melodías, los ritmos y la solides de la batería. Y la parte vocal, impresionante, brutal. Fiel seguidor de Patrick Mameli y de Chuck Schuldiner.

Una maravilla de disco. Firme candidato al Top de este año.