Cada disco de Opeth es un acontecimiento, es una espera larga; generalmente comienza cuando revelan la portada del disco o el nombre. Ese pavo maligno, ya generaba expectativa y controversias. Para nadie es un secreto, Opeth viró hacia el rock progresivo el 2011; el viraje parece definitivo y al mismo tiempo es la evolución lógica del sonido. El Heritage nos tomó por sorpresa, es cierto; no se parece a nada de lo que habían hecho hasta ese momento y sin embargo los elementos de ese disco ya estaban presentes en el Watershed. Creo que fue un desafío musical para Åkerfeldt, el Heritage es el disco más complejo y elaborado que tienen, aunque debo reconocer que todavía me cuesta digerirlo por completo. En el Pale Communion todo funciona a la perfección, es una sola obra y hay que escucharla de principio a fin; todo se encadena muy bien, los teclados resaltan y la voz de Åkerfeldt está en su apogeo. Es el mejor disco de la banda después del Blackwater Park, seguido muy de cerca por el Ghost Reveries.
En el Sorceress nuevamente se destacan los teclados, y es lo que me llamó la atención en el primer single, la canción epónima. Queda muy claro que Joakim Svalberg es un gran instrumentista y su contribución a la banda no es nada desdeñable. No obstante, creo que en el mix los teclados se pierden un poco; también pudieron haberle dado mayor protagonismo. La única canción que tiene extensos solos de teclados es Chrysalis y desde ya es una de mis favoritas, me encanta esa secuencia en la que Åkesson y Svalberg intercambian solos. En lo que se refiere a los otros dos singles, The Wilde Flowers es una canción más pesada que las del Pale Communion pero mucho más progresiva. Mientras que Will O the Wisp marca un giro, se parece bastante a The River, es innegable que seguimos en lo que se estaba construyendo pero damos un paso adelante. Esas tres canciones muestran muy bien la dirección musical. Es también una “observación”, como ellos suelen decir o llamar a sus discos, bastante compleja. Es un sonido muy diferente y una forma de componer única.
Sorceress 2 nos lleva hacia el Opeth melódico de antaño pero con el sonido de los discos contemporáneos. The Seventh Sojourn, desestabiliza un poco, aunque la banda ya exploró ese tipo de ritmos, con rasgos arabescos, es una aproximación muy distinta también. Es la impresión que me deja todo esto, es algo nuevo pero con sus guiños hacia el pasado. Strange Brew es una de las canciones más complejas que tiene Opeth, con excelentes solos de guitarra y un trabajo vocal impecable aunque en el mix se pierden el bajo y lo teclados. A Fleeting Glance, por lo menos en la melodía vocal me hace recuerdo a lo que hace Steven Wilson; la marca del Åkerfeldt está ahí pero me parece que ambos compositores son parte de un solo ente; y cabe resaltar los solos de guitarra, los de Åkesson realmente están calados en el rock clásico y la dan un lindo toque al disco. Finalmente, Era combina muy bien una introducción muy suave con algo de fuerza bruta, es también una de las mejores canciones del disco. Nuevo Opeth con algo del viejo pero reafirmando aún más su viraje hacia lo progresivo, el Sorceress es sin duda un disco genial pero no está a la altura del Pale Communion.
El Sorceress me hace mucho recuerdo al Heritage, más experimental y arriesgado, pero también fragmentado; las canciones son muy diferentes entre sí y me deja un poco incómodo esa falta de cohesión interna, aunque hay una progresión narrativa muy interesante. Es un disco más pesado también, pero creo que el problema fundamental está del lado de la producción, algo que destaca en el Pale Communion. Al escucharlo tengo la impresión que todo está saturado y no logro distinguir lo que hace cada instrumento. En el Heritage se destaca el bajo, y a veces nos olvidamos del extraordinario trabajo que hace Méndez, en ningún disco de Opeth reluce de esa manera. Eso no le resta mérito a este disco, soy algo quisquilloso al respecto, nada más.
La edición del lujo tiene un disco más, dos canciones en estudio y tres cortes en vivo. La primera The Ward tiene un aire muy jazzero, las voces luego le dan el toque progresivo, es un gran bonus, una canción muy interesante. La segunda, Spring MCMLXXIV, es más rock progresivo de viejo cuño, con un solo de teclados, de esos que me gustan tanto, de las mejores canciones he que escuchando últimamente pese a que tiene un final un poco abrupto; ideal para cerrar este viaje y siempre surge la misma pregunta ¿y ahora qué? ¿qué más pueden hacer? ¿hacia dónde más pueden virar?
Las canciones en vivo fueron grabadas en Plovdiv, Bulgaria en septiembre de 2015. El set estuvo dividido en dos partes, el primero interpretado junto con la orquesta filarmónica local; creo que habría sido más interesante escuchar el concierto completo o por lo menos la primera parte. Me gustaría escuchar Demon of the Fall, con los nuevos arreglos, al igual que las versiones en vivo de Elysian Woes y de The Lines in my Hand. Las tres canciones de muestra, pues espero que sea el augurio de un nuevo disco en vivo, suenan bastante bien; hay problemas con el mix, podría sonar mejor, las voces guturales no suenan como solían hacerlo pero creo que sería una adición interesante al catálogo de Opeth.
En todo caso el Sorceress sin duda es uno de los mejores discos de este año, un disco que hemos esperado con ansias y tenerlo es muy reconfortante.