lunes, 26 de febrero de 2018

Saez - J'accuse (2010)


Esto si fue una mera casualidad; un video humorístico, de los que suelo ver cuando estoy aburrido, y una canción de fondo que me pareció genial. Buscando, hallé esto y quedé fascinado. Creo que es uno de los mejores discos contemporáneos y combina muy bien el legado de la nouvelle chanson française, con el punk. Tengo gustos musicales muy variados y con el punk también tengo una relación bastante larga, sobre todo con su lado salvaje y nihilista, con un toque de reivindicación política; un viejo militante, soñador irreverente. Y este disco tiene un fuerte contenido político, comenzando por el título, y es bastante violento en su contenido lírico. A nivel musical, las canciones tienen una progresión muy atípica, dando giros totalmente inesperados, incorporando secciones acústicas, bailables y esa dosis nada desdeñable de rock francés. Es un disco que tiene todo para cautivar: anarquismo insolente cuyo blanco de ataque es el conformismo burgués, el consumismo, la inversión de valores en una sociedad corrupta.  Poniéndolo en perspectiva, es tal vez el disco más violento y directo que tiene Saez.

La placa abre con Les Anarchitectures, y lo que destaca en el timbre peculiar de la voz de Saez que tiene un carisma muy parecido al de Bob Dylan. No es una voz que resalta por su destreza técnica, pero canta con mucha convicción; se siente el dolor y la decepción en cada palabra. Pocas veces, un disco comienza con tanta fuerza y con una canción a capella.

Pilule, me hace recuerdo al estilo de INXS, hasta tiene algo de Television y de toda esa corriente proto/post-punk; es melódico, pero tiene mucha fuerza y es un grito de guerra contra esa sociedad conformista, presa de la rutina, de las deudas y de esa propensión tóxica: consumir pastillas para resolver nuestros problemas. Hipocresía contemporánea, fumarse un porro es un delito, pero atiborrarse de pastillas para dormir no tiene nada malo, es parte de nuestro cotidiano; sin ello no podríamos soportar esta jaula, esclavos de la máquina productiva. 

Cigarette, reivindica su legado punkero; la referencia a The Clash no es gratuita. A principios de los ochentas, todo parecía indicar que la sociedad occidental estaba entrando en una crisis terminal; el peligro de la guerra fría, la represión a las voces contestatarias, la férrea lucha contra las drogas; las radicales corrientes de izquierda que finalmente fueron sepultadas por el peso de la historia. En los años dos mil, vuelve ese desencanto por un mundo alienado, donde lo único que importa es consumir y mostrar lo que consumimos. Un mundo que se ha olvidado de los ideales, la lucha y de la protesta. Y Saez lo dice de manera cruda y brutal, en un momento dado las mujeres tenían el puño en alto, ahora prefieren bajarse los calzones. 

Des P'tits Sous, es una canción muy al estilo del folk francés; encaja bien en el imaginario Gainsbourg; finalmente todos estamos en los mismo, haciendo todo lo posible para ganar dinero, siendo la condición sine que non de nuestra libertad. 

Sonnez tocsin dans les campagnes, es uno de los puntos más destacados del disco; realmente es una canción fenomenal, más por el contenido musical que por su letra. Tal vez el aspecto más negativo de todo esto, es la repetición de temas e ideas: el ideal francés, pueblo revolucionario por antonomasia, y la desilusión ante la apatía. Es cierto, en el mundo en cual vivimos, hay mucha gente descontenta, pero nadie moverá un dedo, nadie hará nada por cambiar la situación. Hubo un tiempo el cual las personas estaban dispuestas a luchar, hoy en día aceptamos cabizbajos la vida mugrosa que nos tocó vivir.

J’accuse; otro punto destacado del álbum y una de las letras más violentas que he leído en mi vida. Con esta canción me enamoré del disco; decadencia occidental en toda su gloria. Es más importante mostrar opulencia que felicidad, es más importante seguir al rebaño que hacerse una opinión propia; es mejor cerrar los ojos y seguir avanzado. Todos somos un producto en venta y las mujeres se engalana de ello, todas tienen un precio, todas abrirán las piernas. Es bastante crudo, pero tampoco está muy lejos de la realidad. 

Lula, es el otro eje narrativo en Saez: la decepción amorosa y la soledad, tan usual en esta realidad donde las historias de amor se hacen y se deshacen con tanta facilidad. El amor siempre será un arma de doble filo, y la puerta preferida para ingresar a la locura. Tal vez el duelo amoroso es el más difícil de sobrellevar, porque sabes que la persona sigue ahí y mientras uno cae en una depresión profunda, el otro sigue con su vida, declamando las mismas palabras de amor que te susurró al oído, comparando tu desempeño sexual, hablando a tus espaldas. Es triste imaginar o si quiera concebir que una historia de amor siempre termina en el olvido.

Regarder les filles pleurer / Thème, sigue en la misma veta, pero desde una perspectiva muchos más cruda y cruel. El rechazo que infunde odio y decepción. En cierto momento uno se cansa de recibir rechazos y de escuchar como las chicas lloran porque un imbécil no las sabe valorar. Desde nuestra perspectiva, ellas siempre se van con el imbécil, olvidando que también somos imbéciles. Dibujar con un cuchillo una sonrisa, en las mejillas de las princesas; el odio. Las mujeres cargan todo el peso de la cruz del mundo sobre sus alas; lo real. Cuál es el lugar de la mujer en un mundo el cual lo único que se espera es que abran las piernas, sin protestar. La segunda parte de la canción es una instrumental larga, que sugiera imágenes propias de una pesadilla, el imaginario retorcido del asesino, del ser negado al que nunca nadie va a amar, que descarga su ira cazando mujeres. 

Les cours des lycées, retoma la otra línea narrativa: la decepción por una juventud apática. En algún momento, en el pináculo de los ideales, los jóvenes estaban dispuestos a luchar, hoy en día son niños mimados, viendo quien tiene el teléfono más moderno, quien tiene más seguidores en las redes sociales. Es también la decepción por un sistema educativo que genera apatía, con profesores que han perdido todas las ganas de enseñar; han claudicado ante el peso de esos mocosos alevosos que lo único que les interesa es ser populares. Es el tiempo innegable de la ignorancia, de los rumores y del chisme; ya nadie quiere aprender, todos miramos boquiabiertos esas pantallitas donde todo el mundo exagera sus logros, sus conquistas; regurgitamos nuestras convicciones.

Les printemps; nuevamente folk francés, de ese que escuchaba por simple afinidad cultural.  Si la primavera es el símbolo de la esperanza, el renacer de la vida, Saez es muy claro al decir que no hay ninguna esperanza, la primavera nunca llegará y solo nos queda contemplar el paraje yermo del invierno, de las restricciones en la era de la libertad. Si bien, a veces la esperanza renace y renace generalmente en el amor, es solo un espejismo, burdo y cruel, como todo lo que creíste real.

Marguerite, es la esperanza y es la esperanza del amor; de ese ideal femenino que esperamos con ansias, con el cual fantaseamos y vamos afinando sus trazos con el paso de los años. A veces lo encontramos, pero siempre nos da la espalda; nos desprecia. Nunca seremos dignos de la divinidad, nunca tendremos un amor real, si es que realidad hay. Estamos condenamos a ver la felicidad en los otros, sabiendo bien que ninguno es feliz, sabiendo que estamos perdiendo el tiempo contemplando los logros imaginarios de alguien más. Yo creo que en todo esto veo el reflejo de mis propias obsesiones y por eso me encanta.

On a tous une Lula, todo este recorrido narrativo nos da entender que la causa de todo nuestro malestar, de todo nuestro odio por el mundo que nos rodea, de toda nuestra decepción, comienza con un desengaño amoroso. Todos tenemos un dolor en el corazón, algunos se recuperan muy rápido y otros nos; otros cargan eternamente con el peso de un recuerdo. El amor es algo muy inocente, por eso Saez lo relaciona con la niñez y justamente, por ser inocente e ingenuo, nos duele horriblemente cuando termina, cuando ella decide irse con otro. 

El disco cierra con Tricycle Jaune, y es una nota de esperanza a medias. Es el regreso a la inocencia, aunque la miramos con nostalgia. Creo que todos en algún momento, quisiéramos volver a ese tiempo, l’âge de la insouciance, sin embargo, todo queda atrás y el presente aplasta nuestros recuerdos. Es un disco terriblemente oscuro y nos dice en nuestra cara que nada vale la pena, que todo está perdido y el amor es solo una ilusión. Encaja muy bien en todo mi imaginario y me veo a mi mismo; es la fascinación por contemplar mis desgracias. Manifiesto político, de rabia, amor y decepción.  




No hay comentarios: